Sep 16

Sep 16 Tren Maya: No solo es resguardar el esqueleto de 8 mil años, sino la cueva en la que se encuentra

En días recientes se ha viralizado el hallazgo de un esqueleto de 8 mil años en la ruta del Tren Maya; sin embargo, la arqueóloga Carmen Rojas, en entrevista con Mario Campos, para Radar 909, aclaró que este es un hallazgo de 2019 y no es que se encuentre justo donde pasaría el tren, pero sí a 400 metros, lo cual pone en riesgo la caverna.

“Este esqueleto de 8 mil años se encuentra a escasos 400 metros del tren, no está exactamente en el trazo, en los durmientes, pero como sabemos que estas son vías, venas que están interconectadas, todo lo que afecta abajo y todo lo que afecta arriba le va a afectar”.

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Compartió que toda la devastación de la superficie irá afectando este espacio, y claro, se puede poner en resguardo el esqueleto, pero no es lo único importante y por ello hay que poner mayor seguridad en su salvaguarda y hacer un diagnóstico o un dictamen de “modificación de trazo”.

“No se trata nada más de colectar al individuo y ponerlo en salvaguarda, es la cueva misma, es el espacio cultural. Hacía yo la metáfora de cuando tenemos la tumba de un rey en un palacio o en una pirámide, pues no vamos nada más a colectar la tumba del rey, y dejar la pirámide, la cueva misma se vuelve un elemento cultural también, digna de proteger. Entonces, hay varias estrategias de protección que se están planteando que podrían funcionar”.

En cuanto al hallazgo, refirió que se encuentra en una cueva sumergida de siete metros de profundidad y este descubrimiento es parte del proyecto “Arqueología del Holoceno de Quintana Roo”, que ella dirige, también se encuentran otros cenotes donde hay aproximadamente 18 individuos con antigüedad de 4,500 años.

“Esto nos permite que llenemos el vacío que existe de información entre los individuos de hace 13 mil años y 8 mil años que ya se habían localizado para lo que es el pleistoceno final, que nosotros llamamos coloquialmente la era del hielo”.

Como parte de su trabajo, ellos van e inspeccionan estos hallazgos.

“Metemos primero una cédula de registro ante el registro público del INAH, lo que llamamos el acta de nacimiento del sitio, de esta forma damos los primeros datos de dónde se localiza, la profundidad, característica etc.”.

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