En tiempos en los que las organizaciones de la sociedad y los medios de comunicación enarbolan una y otra vez la bandera de lo políticamente correcto y presumen de apertura e inclusión es verdaderamente difícil encontrar contenidos mediáticos que, realmente, superen la parte discursiva y lleven a la práctica lo que presumen.Justamente en ese sentido, El alíen y yo, cuarto largometraje del realizador mexicano Jesús Magaña (Eros una vez María, Abolición de la propiedad, Alicia en el país de María), se revela como una propuesta fresca y diferente. La cinta, utiliza la comedia como vehículo para contar una historia en la que un personaje con capacidades diferentes reúne los méritos suficientes para ser el protagonista de una película sorprendente. Basado en el cuento El alíen agropecuario del escritor lagunero Carlos Velázquez el filme cuenta la historia de una banda de punk que, al buscar un tecladista que sume elementos y variedad a su propuesta, se topa con un brillante tecladista con síndrome de down, a quien bautizarán como "el alien" del título, que los sorprenderá y cambiará para siempre como agrupación musical. Paralelo al descubrimiento del talento del nuevo integrante -el espectacular Paco de la Fuente que se roba la película- los músicos originales del grupo se aprovecharán de una fama y éxito que soñaban pero no esperaban. Inteligente y directo, sencillo y musicalizado con un gran tino, el cuento de Velázquez encuentra en un gran reparto, compuesto por Juan Pablo Campa, Inés de Tavira, Juan Ugarte y Carlos Aragón, otra de sus mayores fortalezas. Cine incluyente, de verdad, que destaca en medio de un verano con una oferta en la cartelera comercial bastante pobre.
@elmoremoreno