Tom Brady: el ciclo de los grandes
Por: Omar García Cosío
La cultura pop viste a sus héroes con imágenes arquetípicas: la “S” roja y amarilla en el pecho de Superman, el sable de luz en las manos de Luke Skywalker y Pat Patriot en el casco de Tom Brady.
El único QB con seis anillos de Super Bowl confirmó que no volverá a los Patriots para la campaña 2020, culminando la dinastía más longeva en la historia de la NFL y uniéndose al ciclo que parece perseguir a los más grandes.
Con pequeñas diferencias, sobretodo por términos de llegada a la liga, la historia se repite. Si se piensa en los inmortales como Montana, Favre o Manning, todos se consagraron con un uniforme: 49ers, Packers y Colts, respectivamente. Sin embargo, llegando el ocaso, ninguno dijo adiós con el equipo con el que serán recordados, aunque la magia no dejó de aparecer.
Montana, después de una lesión en San Francisco, recuperó los bríos vestido en el rojo de Kansas City y llegó a la antesala del Super Bowl en su primer campaña con el equipo —la mejor temporada del equipo hasta su último título en febrero pasado.
Brett Favre, por otro lado, tuvo un camino tumultuoso tras su salida de Green Bay. Primero pasó por los Jets y culminó con los Vikings, también quedando en la raya del “súper domingo” (y de paso, derrotando a su ex equipo en dos ocasiones).
Para Peyton Manning (rival generacional de Brady), el giro fue absoluto. Luego de una lesión que lo mermó de la campaña 2011, los Colts apostaron por Andrew Luck y Denver se convirtió en el refugio para el 18. En cuatro temporadas consiguió el último de sus cinco premios al Jugador Más Valioso de la NFL (2013), dos viajes al juego definitivo de la liga y un segundo anillo de campeonato en su despedida (Super Bowl 50).
Y a reservas de saber el nuevo uniforme de Brady, el pronóstico se antoja para revisar los libros de historia: los últimos resquicios de la figura central en el futbol americano profesional durante el siglo XXI.
El único consuelo, entonces, para el fanático de los Pats, será el epílogo. Previsible. Cuando de nuevo, ya sin uniforme de por medio, aparecerá esa selección 199 del Draft del año 2000, por el túnel del Gillette Stadium; ese día en el que ningún otro jugador de su franquicia podrá volver a utilizar el 12 en el jersey y, simplemente, se le dé protocolo a la inmortalidad que Tom Brady ya puede presumir.