The Vaccines @ José Cuervo Salón

La verdad no recuerdo bien la primera vez que oí a los Vaccines. Estoy seguro que la canción fue “Post Break-Up Sex”,  pero no me acuerdo del lugar o el momento. También puedo asegurar que la tonada, desde la primer escucha, permaneció loopeada en mi mente el resto del día. Después llegaron más de sus canciones. Todas con una dosis particular de coros potentes y auto-adheribles, que logran que todos los fans de la banda británica, ostenten una marca invisible —como la que muchos portan a la altura del hombro como vestigio de la prevención de sus padres contra la tuberculosis— que los distingue como un vacunado más y que, a pesar de no recordar románticamente aquél primer instante de conocimiento mutuo, sí se guardan sus canciones en un lugar especial de la memoria. El José Cuervo Salón es un veterano de las ligas de conciertos. Infinidad de bandas han pisado su escenario. Bandas que nacen pequeñas, como todas, y crecen hasta llenar Palacios de los Deportes o Foros Sol. El jueves 9 de mayo, tocaba el turno de una banda del Este londinense, que allá por 2010, con su primer demo, recibiría elogios de público en general y de gente como Zane Lowe —DJ de BBC Radio 1 y presentador de televisión. Justin Young, Árni Arnasson, Freddie Cowan y Peter Robertson se hacen llamar The Vaccines. Pero antes del frenesí británico, sería pertinente escuchar un poco de caos mexicano. Los Viejos tomaron el escenario con sus decrépitos rostros y su crudo guitarreo y ultra-veloz tamborileo, que logró dispersar mucha energía entre el público. En muchas ocasiones, las bandas abridoras son despreciadas o peor, ni siquiera reciben atención; en este caso, Los Viejos seguro ganaron más fanaticada de la que ya acumulan. Un preámbulo perfecto para la noche que se acercaba.

Con una exquisita curaduría musical de música de fondo, en la que sonaron los Kinks, The Clash o New Order, el Salón tomó un áurea inglesa, en la que la cerveza y el calor desprendido por los cuerpos, dominaba el ambiente. Las luces se apagaron y los cuatro vacunados tomaron el escenario. Un tsunami de gentío abajo. De atrás hacia delante y de adelante hacia atrás. Más de uno vio de bruces el suelo. “No Hope” despertó las gargantas al unísono, mientras que otros, sólo se desvivían por gritar un “wooooo” infinito.

Un disco debut es una marca permanente que, aunque a veces pase desapercibida, para muchos es una carta de presentación y de esperanza de propagar su sonido a la mayoría. Los Vaccines tienen uno monumental. Quizá, aventurándome a lo desconocido, uno de los mejores discos de la primera década de los años dos mil. Sumándolo a su segunda placa que también logra himnos de la juventud, se espera un hit seguido de otro hit. Así fue.

“Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra)”, “Tiger Blood”, “A Lack of Understanding”, dígame usted la que quiera, y le diré que fue celebrada, vitoreada de una manera excepcional. Algunos tildan a los fresas de pasivos. De niñatos imberbes. De posers sin causa. Quizá concuerde con más de uno, pero durante el concierto, muchachos y muchachas fresas, hipsters, mirreyes, posers o de cualquier otra etiqueta social, se desvivieron por pasarla bien. Desde mini-slams protagonizados por chicas de rubia cabellera y fina vestimenta, hasta tipos que rugían como verdaderos hooligans y se estrellaban entre sí como bestias en pos de una hembra. “Mexico you’re fuckin loud”, expresó en un momento Justin Young que se veía impactado por la respuesta de un salón volcado a alabar y cantar con su banda. Genios del pop de masas. Mentes maestras de la creación de canciones coreables entre amigos abrazados, en una borrachera en donde ya ves a un desconocido como tu hermano de toda la vida, o en tu casa, cuando a solas, puedes sacar todo el estrés de los trabajos venideros. “Olé, olé, olé olé, Vaccines, Vaccines”, gritaba la gente. “Post Break-Up Sex” fue un momento especial. Young y compañía la comenzaron a un ritmo pasivo. La gente se adelantó por instinto y cuando se dieron cuenta que lo que se preparaba era una explosión, comenzó el frenesí. Los gritos rompe-tímpanos. Las manos al aire. Los celulares y hasta las iPad listas para captar —con mala calidad— ese momento del que formaste parte. Y vino lo inevitable. La explosión musical. Los fresas también saben saltar.

Después de interpretar casi todo el What Did You Expect From The Vaccines?, deleitar con trancazos del Vaccines Come of Age, y hasta introducirnos a una nueva composición, la banda bajó del escenario con la épica “Family Friend”, misma que cierra su primer álbum. Aquí sí se vio la inexperiencia de muchos que optaron por tomar la salida, desacostumbrados a los encores. Una porra más. “Olé, olé, olé, olé, Vaccines, Vaccines”. Los cuatro de vuelta. “Bad Mood” sería la penúltima ocasión de brincar. De corear. De sudar. Pero todavía nos quedaba energía para un último estallido. Para completar el tracklist de su disco debut, la rauda, corta, potente y pegajosa “Nørgaard” irrumpiría con luces estroboscópicas que completaban una locura colectiva de mexicanos guiados por una banda británica.

Justin Young dijo que nos veríamos pronto, desde el fondo de mi corazón, yo le creo.

Setlist 1) "No Hope" 2) "Wreckin' Bar (Ra Ra Ra)" 3) "Tiger Blood" 4) "A Lack of Understanding" 5) "Wetsuit" 6) "Teenage Icon" 7) "Under Your Thumb" 8 ) "All in Vain" 9) "Post Break-Up Sex" 10)" All in White" 11) "Melody Calling" (Nueva canción) 12) "Aftershave Ocean" 13) "Ghost Town" 14) "Wolf Pack" 15) "Blow It Up" 16) "I Always Knew" 17) "If You Wanna" 18) "Family Friend" Encore 19) "Bad Mood" 20) "Nørgaard"

De los creadores de Gorillaz: “Monkey: Journey to the West”

Diplo