Recorrido en el tiempo con The Strokes en el Foro Sol
Fotos: Misael Garrido
La noche del 19 de mayo, el Foro Sol albergó un show que se esperaba con meses de anticipación. La banda que hace 24 años empezó su historia en Nueva York, The Strokes, fue el centro de atención de quienes asistieron para compartir y vibrar su música.
El escenario se apagó y en el fondo se podía ver el logo de The Strokes, luces que poco a poco fueron dando iluminación para ver las caras de Julian, Nick, Albert, Fabrizio y NIkolai, de pronto un suspiro en el micrófono principal, un saludo y los acordes de la rola de apertura: “Bad Decisions”, que fue acompañada por la euforia de sus fans.
Julian, fiel a su estilo, platicó con el público, pero sabía que era necesario hacer saltar a las y los asistentes; usó “Juicebox” para liberar toda esa energía.
Los minutos pasaron, pero no se sentían, era como si el tiempo se detuviera a ver que The Strokes estaba en casa compartiendo, con miles de asistentes, un momento que quizá no se olvide. Casablancas tomó el micrófono, saludó diciendo: “Hola mis hermanos aztecas”, hubo gritos de emoción por esas palabras, infantes que sabían que su artista favorito les había dicho hola.
Las luces del escenario jugaban con la noche. Hubo una pausa para ver linternas de celulares por todo el Foro y organizar una porra para The Strokes. Luego un acorde dio pie a mantener esas luces encendidas; “Under Control” se cantó con tal potencia que a pesar de ser una rola tranquila, sentías en los pies cómo se movía el piso, de lo fascinante que sonó y se coreó.
El viaje en el tiempo, en una máquina del presente, nos llevó al 2001; “Someday” comenzó a sonar, y las cosas se vieron espectaculares, los Strokes estaban complaciendo al público.
El cierre, después de un encore, se veía venir pronto. La energía que se había desprendido antes se quedó en un espectro perfecto para cerrar con una canción igual de poderosa: “Take It Or Leave It”.
Así se vivió una noche llena de euforia y nostalgia, disfrutando que la banda de la escena de los dosmiles estaba de nueva cuenta en la CDMX. Las chamarras, las playeras, las pulseras y demás aditamentos valieron la pena guardarlos para que se vieran presentes en un show que, sin mentir, Julian pudo controlar.