De todos los retratos entrañables que puede hacer el cine tal vez el más fascinante sea el que ha construido del propio universo cinematográfico y sus creadores míticos. Hoy, que la nostalgia me ataca de improviso ante la inminencia de dejar esta fantástica ciudad, dos homenajes a manera de largometraje documental me llaman especialmente la atención dentro de la oferta de la jornada: La voz de Sokurov de Leena Kilpeläinen y Fassbinder: To love without demands de Christian Braad Thomsen.
Revisiones críticas de la obra de un par de los más influyentes autores del cine contemporáneo europeo las cintas son también una gran oportunidad para preguntarse hacia dónde va este arte industrial en momentos en los que el mercado parece determinarlo todo.
Locos geniales, rebeldes con causa e inconformes eternos, los imaginarios de Fassbinder y Sokurov terminan conectando más de lo que parecería de primera impresión y coinciden en una defensa a ultranza del director de cine como un artista.
Así me despido de Tesalónica este año. Disfrutando una vez más de cine del bueno que habla de los mejores.
Gracias por acompañarme en el viaje.
Nos escuchamos, leemos o vemos pronto. Como siempre. En el cine.
Abrazos desde Grecia.
El More