TCF: ‘Una pequeña mentira’ como raíz de una relación
A veces necesitamos un anhelo que nos dé un empujón. Cuidar y proteger la esperada ilusión de que las cosas cambiarán. En otras ocasiones no es un anhelo, tal vez es una persona que transforma algo en nosotros. Así, el director Julien Rappeneau, en Una pequeña mentira –película que forma parte del ya en curso Tour de Cine Francés en México– nos adentra en la relación emotiva de un padre y su hijo rodeada de mentiras y falsedades.
Cruzan la cancha corriendo, la pelota pasa de un jugador a otro, con aplausos y sudor es como Théo, un niño bajito pero veloz, pasa sus sábados: rodeado de amigos jugando al fútbol. En ocasiones, cuando tiene suerte, su padre Laurent, un alcohólico solitario y abatido, va a verlo jugar. La relación padre e hijo es frágil pues Laurent no está involucrado en la vida de Théo como a él le gustaría, pero al menos con el fútbol se conectan.
“Volverá a beber, tu papá no cambiará”. Théo, cansado de escuchar estas afirmaciones decide crear una inocente mentira, dice que ha sido fichado para el Arsenal FC. Todo parece un sueño, quizás sea la señal que Laurent necesitaba para alejarse del bar. Al fin y al cabo, no todo está perdido y, a la par, todo el pueblo cuenta que Théo, ¡es la nueva estrella inglesa!
Los roles de cuidado se invierten. Durante la película vemos cómo Théo sigue mintiendo con la esperanza de ver mejor a su papá y de pasar tiempo juntos.
Entre ellos, se apodan hormiga reconociendo que, como estos insectos, construyen un camino juntos, ayudándose el uno al otro y cargándose para, eventualmente, más allá de la mentira, crecer.