La segunda edición del evento de mentes geniales, #TagCdMX, inició el viernes 07/11, teniendo como foro el Centro Banamex, donde por espacio de dos días se darán cita personalidades del mundo de la ciencia y tecnología para compartir sus historias de éxito.
Dando el banderazo de salida a las conferencias, tomó el escenario de la Aula Magisterial, Sebastian Thrun. Fundador de Google X (laboratorio de innovación), cofundador de Udacity e investigador y ex profesor por la Universidad de Stanford, son algunas de las credenciales que presenta el alemán. Enfundado en su más reciente desarrollo, el Google Glass, comenzó contándonos sobre sus primeras pasiones, siendo una de ellas, los automóviles y después de provocar algunas risas al mostrar una foto de Kitt El auto increíble, compartió con la audiencia que en su juventud, su mejor amigo falleció derivado de un choque, cuestión que lo marcó de por vida y que lo llevó a preguntarse cómo hacer del manejo, algo más seguro. Fue ahí cuando inició uno de sus más ambiciosos proyectos, desarrollar un vehículo que no requiriera ser conducido por un humano (driverless car).
El camino estuvo lleno de tropiezos, algo que Sebastian considera fundamental para llegar al objetivo deseado, ya que si no se experimenta y falla, no se obtiene la retroalimentación necesaria para empezar de nuevo. Perder el miedo al fracaso va de la mano con el concepto anterior, menciona que si bien siempre habrá críticas, hay que saberlas tomar de la mejor manera posible y de igual manera, aprender de ellas, como ejemplos: antes del Google Glass que conocemos, hubo 14 versiones o antes de lograr las 10,000 millas de Google con un driverless car, hubo múltiples intentos, sin los cuales los productos actuales no existirían.
La segunda parte de la conferencia estuvo enfocada a Udacity, proyecto del cual es cofundador y que tiene como objetivo, hacer de la educación algo gratuito. Éste surgió cuando era profesor con perpetuidad de plaza en Stanford, renunciando a ella al darse cuenta que su impacto sería mayor si compartía su conocimiento en línea (en su primera clase se conectaron 160,000 personas contra 200 alumnos en una clase presencial), haciéndolo también más accesible desde el punto de vista económico, un verdadero altruista de la educación.
Sebastian se despidió entre una ola de aplausos dando por inauguradas las conferencias y dejando la vara muy alta para los siguiente ponentes.
Fotos Sebastián Molina