"SYRO" - Aphex Twin

Por Ricardo Marín (@reecardough)

Hay gente que constantemente se pregunta por qué se deben leer los clásicos. ¿Qué importa lo que un barbón haya dicho hace poco más de 2000 años? ¿Cuál es su relevancia moderna? Claro, ya nadie trabaja o reinterpreta el trabajo de Sócrates o Parménides; no obstante, éste es apreciado bajo una diferente luz: la luz de la contemplación y el tiempo. Hoy los clásicos se deben leer por el hecho de serlo, porque la evolución del pensamiento es algo esencial para una apreciación moderna. Richard D. James, artista sonoro y bufón/troll experto, tomó un camino similar: pasó de ser un engendro psicótico recomendable a un gusto tolerable (¿adquirido?), a algo necesario. Pasó de ser un artista cuyo nombre se esculpía poco a poco a una escultura perfecta de mármol. Aphex Twin se convirtió en un clásico indiscutible.

Aphex Twin

El regreso de artistas cuyo largo silencio sirvió para cimentar más su leyenda se hace cada vez más común. Tan solo el año pasado, actos como Boards of Canada, David Bowie y My Bloody Valentine lanzaron material nuevo tras 8 años (o más) cada uno de su último disco. Unos innovaron, otros no, pero ése no es el punto; el punto es que manifestaron un talento que muchos creían perdido, demostraron que las leyendas existen por los actos que las cimentaron, y que ese respeto al pasado es fundamental para la creación futura. El inevitable problema de este hecho es la expectativa: uno no está escuchando SYRO (Warp, 2014), está escuchando el nuevo disco de Aphex Twin.

Aunque las expectativas suelen ser un obstáculo para apreciar algo, verle los beneficios tampoco hace daño. SYRO, el más reciente álbum de Aphex Twin —después de 13 años de relativo silencio— parece ser tan solo el primer acto del próximo performance de Aphex Twin, un dedicado experto a la construcción y destrucción simultánea de su fama. Lo importante de la expectativa es que uno reconoce a SYRO como un disco que, en sí, lo reconoce todo: la carrera de Aphex Twin desde un principio, la fama consolidada, los géneros alguna vez explorados y lo que sigue adelante. Richard D. James ha experimentado en facetas musicales que la mayoría ni siquiera soñaría, añadiéndole su característico toque freak a cada uno, de este modo produciendo nombres cada vez más pretenciosos que los anteriores (freak jungle, freak acid jungle, freak acid house, etc.).

SYRO es un producto afín a (casi) todo por lo cual Richard D. James alguna vez hizo o se vio influenciado. Ya sean las nociones clásicas/psicóticas introducidas en el Drukqs o Richard D. James Album (2001 y 1996, respectivamente, Warp), techno pop polirrítmico y —más hacia el final— hasta sus producciones antes de llamarse Aphex Twin, donde producía acid house a base de sintetizadores modulares, drum machines análogos y muchísimos bweeps y bwoops (sugerencia: escuchar AFX, Brad Strider y Power Pill para fascinación sonora).

El disco comienza con el primer sencillo “minipops 67 (Source Field Mix)”, el cual no maravilla pero tampoco decepciona, pareciera que esta pequeña suite remite a un poco de Ambient Works, Windowlicker, etc. para dar un espacio de seguridad al escucha, como diciendo: “Sí, esto es Aphex Twin”. Dentro de la primera mitad también se encuentra “180db_”, un corte de techno clásico en 4/4 y “XMAS_EVET10 (Thanaton3 Mix)”, una pieza de diez minutos que se convierte en una favorita instantánea.

La primera parte de SYRO brilla por su cohesión propositiva y su reticencia a impactar de manera fácil, pero esto cambia cuando comienza “Fz pseudotimestretch+e+3”, un corto skit de apenas un minuto que sirve como introducción a una parte muy curiosa de SYRO, una donde parece hacer alusión a Cylob, Squarepusher y otros de sus amigos.

Este reconocimiento que hace SYRO se podría intuir desde la forma física del disco. La caja de éste puede parecer un simple paquete de cartón; no obstante, se desenvuelve en un plegable interminable, en una sorpresa tan grande como la limusina elongada de “Windowlicker”, donde James lista absolutamente todos los gastos y equipo necesarios para llevar SYRO a su manufactura (desde gastos de promoción hasta sintetizadores utilizados). SYRO parece comenzar una etapa de Richard D. James donde ya no es necesario el acontecimiento y la coyuntura, sino la afirmación. Y es por eso que Aphex Twin dejó a un lado, aunque no completamente, la perturbación inmediata, el desafío bufonil y más bien hizo una entrega completamente honesta, donde delinea cada detalle que llevó a la producción.

Syro List

La segunda mitad de SYRO recuerda a una etapa jungle, drill n’ bass y braindance, donde hay un sonido que parece más análogo y las drum machines retumban de manera fugaz. Ejemplos como “PAPAT4 (Pineal Mix)” o “S950tx16wasr10 (Earth Portal Mix)” parecen salir de un disco de drum n’ bass noventero, como si Squarepusher se dejara los tintes dubstep que trae ahora y volviera 18 años atrás. Aunque es más evidente en la segunda mitad del disco, la primera también tiene sus tintes pasados, como “produk 49”, una pieza vibrante de funk acidoso remitente al proyecto Jake Slazenger de Mike Paradinas.

En este contexto, syro es una palabra que no significa nada, la “inventó” el hijo de James. Curiosamente, en la discografía de Aphex Twin, SYRO tampoco significa mucho. Es un disco cohesivo y degustable, pero no encanta ni fascina. Sin embargo, Aphex Twin no necesita escandalizar, no necesita asombrar, no necesita provocar, eso ya lo hizo en los 90. Lo que James hizo, es demostrar que continúa en su vena virtuosa y su contundencia digital. Si acaso, lo que SYRO demuestra es que la innovación no equivale a un epitafio. Aphex Twin ya cerró un libro con Drukqs, pero SYRO es tan solo el primer tomo de una nueva saga (James ha declarado que hará lanzamientos más periódicos) y no podemos esperar el mismo clásico de antes. Ése es el talento de Aphex Twin, que el clásico será diferente. Como prueba está el corte que cierra, “Aisatsana”, una composición de piano muy emotiva (un guiño a “Avril 14th”, composición hermosa del Drukqs, misma que fue sampleada por Kanye West). ¿Alguien se la esperaba? Tal vez sí, tal vez no. Pero, ¿Qué sigue de esto? Ahí sí, nadie tiene idea.

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