En 1949 Maria von Trapp escribió La historia de los cantantes de la familia Trapp. Se filmaron dos producciones alemanas basadas en el libro y antes de que Robert Wise dirigiera la estadounidense, por fortuna la historia llegó a los escenarios de Broadway. Y me refiero a esto como a un gran golpe de suerte porque al proyecto se le sumó un dúo de legendarios que transformó, avivó y embelleció por completo la manera en que se había contado la historia antes: Richard Rodgers compuso la música y Oscar Hammerstein II se encargó de la letra para la puesta en escena.
Sus canciones tocan una enorme cantidad de temas: la transición de niña a mujer, la patria, los placeres pequeños de la vida, la motivación a superar los retos y, sin duda la más icónica, una canción sobre la música. Aunque el trasfondo de la historia es melodramático, en general el soundtrack tiene un tono alegre, que sabe a la primera escena de la película de 1965: a un día soleado, con un cielo despejado en los Alpes de Salzburgo. A una atmósfera fresca, pura, de libertad y de tranquilidad.
Casi todas las canciones de la obra se usaron para la película -que la semana pasada celebró 50 años- protagonizada por Julie Andrews y Christopher Plummer. Se excluyeron tres temas que fueron sustituidos por “I have confidence” y “Something Good”. Estas dos compuestas ya únicamente por Rodgers, pues Hammerstein II falleció en 1960.
El soundtrack de The Sound of Music es un clásico, para algunos la mejor obra de Rodgers y Hammerstein II y quizá el mejor referente del género musical. Para millones más, un instructivo de iniciación al mundo de la música con estas inolvidables palabras:
“Let's start at the very beginning, a very good place to start. When you read you begin with abc, when you sing you begin with do re mi...”
@_DianaSu