Somewhere in England… el desinterés de Harrison en la industria musical
En la industria musical, un artista busca la mejor manera de poder innovar con notas, versos y nuevos caminos melódicos para que sus escuchas encuentren variedad de sonidos dentro del cuadrante.
Para 1981, el auge en los nuevos sonidos como el new wave o el punk, eran un motor de cambio para que bandas como The Rolling Stones crecieran exponencialmente con aquel disco: Tattoo You. Bandas como Journey te llegaban a lo más profundo del alma con su pegajosa “Don’t Stop Believin”. O el mismo Kraftwerk con ritmos electrónicos; bajaban ideas que simplemente gustaban a las productoras de ese año.
En alguna parte de Inglaterra, George Harrison perdía un poco el interés en la industria y centraba sus energías en el cine para poder financiar y participar en la tercera entrega de: Monty Python's Life of Brian. Pero realmente las casas productoras no querían invertir en algo que según ellos ya era muy blasfemo. Con un Harrison en sufrimiento –luego de que a finales de 1980, su amigo y ex integrante de banda, John Lennon fuera asesinado– tomó la decisión de volver al estudio y terminar un disco que ya venía trabajando años atrás.
Entusiasmado de entregar su nueva producción, luego de los momentos más trágicos en su vida, Harrison llegó a Warner Bros. Records había rechazado la idea del disco, descartando cuatro canciones que, según la disquera, no serían hits. Asimismo, la portada de este fue rechazada porque para Warner era deprimente ver a Harrison detrás de un mapa de Gran Bretaña difuminado. Obligado a ceder ante las exigencias, Harrison cambió los cuatro temas por algo más nuevo. Con la ayuda de Caroline Irwin en la fotografía, dieron una imagen diferente a la portada del disco.
Para el 5 de julio de 1981, Somewhere in England (Dark Horse Records), séptimo disco de la carrera del beatle, salía a la luz con un discurso de protesta ante los cambios que se presentaron dentro de una competitiva industria musical. Harrison era capaz de seguir demostrando que a veces solo tienes que seguir tu instinto para lanzar un disco que tal vez no sea bien recibido, pero que sí sea de tu agrado porque te permite hacer lo que te gusta: crear un material que forje tu historia.
El disco abre con "Blood from a Clone", una clara crítica a la falta de alma y pasión en el mundo de la música, un mensaje que Harrison quería dejar en claro desde el inicio de este material. Además, estaba por terminar su contrato con Warner, así que también es un pequeño guiño como asegurando que él no se dejaría influenciar por lo que los directivos quisieran, sino más por lo que él siempre busco. Incluso, una parte de la canción dice: “No tengo tiempo para la música. Quieren la sangre de un clon”.
Le sigue “Unconsciousness Rules”, otra manera más de demostrar un descontento por parte de Harrison. La melodía es suave; cuenta con riff de guitarras excelentes y agradables. Incluye además el uso del saxofón que suena bien con toda la mezcla de sonido, y que, para ser honestos, la hace más digerible por el mensaje desgarrador de Harrison dirigido a los medios musicales.
“Life Itself”, más tranquila, muestra a un sujeto bastante relajado, apegado a sus creencias en el Hare Krishna, por aquella creencia del concepto de una deidad universal, con menciones alabando a Cristo, Vishnu, Jehová y Buda; ya saben, es solo pasar por la vida misma.
El track cuatro del disco es el más poderoso en su contenido: “All Those Year Ago”, canción que Harrison escribió originalmente para Ringo Starr, quien la grabó en noviembre de 1980. No contento con el resultado de dicha grabación, decidió descartarla.
Para finales de ese mismo año, una noticia trágica llegó a oídos de Harrison, su amigo y compañero John Lennon fue asesinado. George entonces retomó esta canción e invitó a Paul y Linda McCartney, en los coros de la misma, y a Ringo en la batería; una reinvención lírica para hacerle homenaje a su amigo Lennon, con una historia de todos aquellos años maravillosos junto a The Beatles. “All Those Years Ago” funge como sencillo promocional del disco y logra algo que se veía lejano, tener una melodía que tuviera al menos la participación de algún beatle.
El cierre del lado A del disco corre a cargo de “Baltimore Oriole”, un tema original de Hoagy Carmichael & Paul Francis Webster, grabado en 1942. Harrison versiona en algo más profundo, pues dado a su fanatismo al cine, sabía que esta canción tenía que tener algo más que solo la base original, es por ello que el saxofón suena aún más poderoso, y nos da un indicio más del talento de George para tomar temas de otras personas y convertirlos a su estilo, sin ataduras.
Llegamos al momento cumbre de un disco, la parte de donde debemos darle vuelta al vinilo para poder apreciar los temas que la cara B nos ofrece, en el caso de Somewhere in England podemos notar un inicio sutil pero poderoso.
“Teardrops”, que sirvió como segundo sencillo para promocionar, abre la cara B del disco. Un tema que muestra un pop oscuro de los años 80; una canción que tuvo que escribir Harrison, luego de que Warner rechazara cuatro temas para el disco. Sirvió de motor de cambio para despertar un poco más el interés de George en la música. Recordemos que esa chispa se tenía un poco apagada.
El séptimo track es algo diferente a lo que se escucha en el disco. “That Which I Have Lost” inicia con una guitarra acústica muy suave, sin llegar a la exageración en las notas para después caminar por riff electrónicos acompañado de un bajo que se escucha sutil, pero que generan importancia dentro de la paleta sonora de la canción.
Por otro lado, el fanatismo de Harrison por la cultura de la India siempre se hizo presente dentro y fuera de su vida, es por ello que en “Writing’s On The Wall”, el track número ocho del disco, es meditativo; te provoca una relajación; es como si estuvieras viajando a las estrellas muy tranquilamente sin que nada importara.
El penúltimo tema es “Hong Kong Blues”, canción que aparece en la película To Have And Have Not, de la cual Harrison era muy fan, lo que lo llevó a pensar: “Claro, podría hacer una versión de esta canción para el disco”.
Llega así el final de la obra, el capítulo que cierra fuerte un disco lleno de muchos problemas para grabarlo. No obstante, se realizó porque Harrison aún tenía algo que dar a la industria y no quedarse callado. A veces la mejor forma de sacar lo que llevas dentro es escribir una canción y cantarla. “Save the World” es una composición que expresa el descontento de Harrison por lo que las grandes compañías hacen con el medio ambiente. Es una sencilla palabra que sirve para dejar un mensaje que trasciende fronteras: ¡SALVA EL MUNDO!
Más allá de ser un disco muy polémico, tiene historia. Presenta dos portadas, una donde se ve a Harrison de perfil con el mapa de la Gran Bretaña sobre su cabello, y otra donde lo observamos sentado de frente detrás de una pared, como si en realidad estuvieras allí.
Un beatle que siempre apostó por sus intereses e ideales, sin importar el costo que tuviera que pagar con las disqueras, sus fans o la crítica. Él solo hacía lo que le gustaba, escribir música como su cerebro lo imagina. así es Somewhere in England, un disco sutil que muestra la verdadera esencia de Harrison, es tan solo un lugar de Inglaterra…