Por David Ovando/@Ovandoous
Fotos: Manuel Azul/@PhotoAzul
Condiciones favorables, sol y sombras se intensifican con el paso del día. Se respira bien, el apaciguo que proporciona el lugar somete a la contemplación justa y necesaria luego de una noche -aunque armónica- estridente. Noble ventaja del parque.
Paulatinamente personas salen de sus casas de campaña, otros de sus villas y comienzan a verse outfits frescos, bermudas largas y camisas hawaianas, el tránsito y el anhelo por nadar es visible. A lo lejos un soundchek ratifica que Fascinoma ha revivido y con ello la tarde comienza.
La media noche representa la dosis de bass que muchos de los asistentes demandan. Khan & Neek son un dúo de Bristol encargados de hacer Grimme desde 2012, bajo el alías de Gorgon Sound se encaminan hacía la herencia del Sistema de Sonido y los Dubplates, persiguiendo un sonido más stepper.
La dupla se encargó de hechizar con frecuencias bajas a los ya reunidos. Hoy día se revela un Dubstep cobijado por un sonido de naturaleza oscura, insana, cuyo rostro muestra un aislamiento de la herencia del Dub seminal, y donde se ha ensimismado una revolución en torno a su propio sonido. Es poco comprensible que el sonido caliente de una isla en el trópico, haya engendrado el alma de una corriente –hoy– lúgubre.
Pasadas las dos de la mañana Mark Laurence alías Mala aparece bajo el Stage (escenario secundario en Fascinoma), aprecia la selección de la dupla. Reflectores rojos definen la silueta de Sam Barrett (Neek), quien da señal a Mala con su índice que luego de una rola su set terminará, y así fue.
El londinense se trepó entre aclamaciones varias; “Te amo pinche Mala”, “Rífate Mala”. Con la cachucha de su sudadera roja eléctrica en todo momento cubriendo aquellas sugerentes dreads medio sonríe, se destensa con brincos cual boxeador previo a una lucha. Tan solo en apariencia, Mala luce como una especie de rastafari futurista. Una vez el estiramiento las luces se transforman en azules, hielo seco se libera y esa sombra le pone play a la primera pista.
Un reggae suave destensa la euforia del acto anterior. La gente se contiene aunque se precisa en cada una de ellas la convicción de que el set no será así el resto de la noche. Llegó el Dubstep, el Grimme, nuevas producciones de Von D, otra de Goth Trad, luego Compa y Caiju; la crema de Deep Medi en acción.
El set cargó con esa agudeza y propuso la noche. La ralladura en muchos de los vinilos de Marck liberó en los espectadores un hilo de optimismo, creíamos que la noche continuaría tan elevada como hasta ese momento. De nuevo esas piezas cuyo origen indican el calor de la negritud, roses del hip-hop inglés con la vanguardia de la corriente suburbana londinense, dicha estrofas prenden fuego y convirtieron el baile en la única opción.
Esa sombra arriba del entarimado sabe de la catarsis que se gesta, como un sueño, solos con nosotros mismos hasta el final de la penúltima pieza. El cierre llegó con “Is This Love” de Marley. La pieza puede dejarse fuera de la selección, un encore. Una reversión sin la base rítmica tradicional, únicamente la voz de Marley con sus coristas y un leve skank digitalizado. La rola lanzó sensaciones múltiples y catapultó a cada uno de los presentes a una dimensión alterna, remitiéndose a la médula del reggae suave y penetrante, aquel que sigue dejando una estela que conforma el alma de otros géneros, incluyendo Dubstep, y de lo que está por venir.