Sí, sí quiero el “scoop”: The Garden en la CDMX
Fotos por Héctor S. Torres. Uno sabe a lo que va cuando va a una tocada ¿o no? Codazos, sudor, cabellos volando, uno que otro golpe, mucho movimiento, saltos. Bueno, toma todos esos elementos, elévalos al cubo, dales como cuatro bebidas energéticas y una tacita de café y tienes, ni más ni menos, que el primer concierto de The Garden en la ciudad de México.
La cita fue en Bajo Circuito el pasado sábado 2 de diciembre, y entre el frío de afuera, el calorcito de adentro y unas chelitas, la gente comenzaba a llegar. Algunos, escuché por ahí, venían desde fuera de la ciudad sólo para ver a los peculiares gemelos.
La noche comenzó con tres bandas mexicanas, las cuales a continuación presento una reseña punk, directa al grano, de las bandas teloneras de The Garden:
El Shirota: ruidoso, paciente, desgarrador, sucio, completo; no nos dieron ni un solo segundo de silencio, aunque no lo necesitábamos.
Nelson y los Filisteos: directo, rapidín, agresivo. Los Nelson pusieron a bailar, fueron los pioneros del sudor de la noche.
Sadfields: melancólico, envolvente, cálido, con todos los pedales prendidos. La presentación de los Sadfields no fue para tomarse a la ligera, si a veces su música puede parecer callada y retraída, de la nada te golpea un mar de sonido que te envuelve tal cual cobijita en noche de diciembre.
Fue por ahí de las doce de la noche cuando Wyatt y Fletcher Shears tomaron el escenario. No habían pasado ni dos segundos de su primera canción (“U Want the Scoop?”) y Fletcher ya estaba nadando sobre las manos del público. Nadie se contuvo, nadie se guardó nada, ni el público ni The Garden. Desde el primer momento la gente se movía cual exorcismo conducido por los gemelos (amén).
The Garden movió al Bajo Circuito como nunca en mi vida lo he visto. Si algo faltó en su concierto, fue oxígeno. Los gemelos lo dieron todo en el escenario, y entre bailes extraños y tamborazos, tocaron tanto canciones viejas y nuevas: “Call This # Now”, “Egg”, “Vexation”, “This Could Build Us a Home”, “I Am a Woman” y, el clásico con el cual cerraron, “Vada Vada”. La ausencia de slam fue inexistente, ¿de donde sacaron tanta energía, tanto el público como la banda? Fácil, cuando se trata de música sincera, hecha con amor, la energía nunca va a escasear.