Humanidad: ¿La mayor plaga del siglo XXI?
Recientemente, el 11 de julio, se celebró el Día Mundial de la Población, proclamado en 1989, cuando la Tierra superaba los 5 mil millones de habitantes. Hoy, la habitamos cerca de 7 mil 530 millones de personas. ¿Suena insostenible cierto?
El aumento exponencial de la población se ha convertido en un tema de preocupación para expertos en seguridad, economía y medio ambiente. El control demográfico es hoy un tema importante en las agendas de Estado.
Los líderes mundiales proclamaron que los individuos tienen el derecho humano básico a determinar, libre y responsablemente, el número y espaciamiento de sus hijos. Sin embargo, para algunos es cuestionable ¿Debe o no haber un control de los nacimientos?
Vale la pena entonces traer a discusión algunos puntos relacionados con la demografía, el acceso a los anticonceptivos y los problemas que se generan en torno al tema en distintas sociedades.
El control demográfico es más importante de lo que muchos pensamos. La economía, por su naturaleza cuantitativa, es una de las ciencias sociales que más se ha preocupado por la manera indiscriminada en la que aumenta la población. Esto se debe principalmente a la creciente problemática de la distribución de los bienes escasos.
Cada día demandamos más recursos de los que la tierra puede brindarnos en un determinado tiempo.
¿Hasta qué punto, con el afán de controlar la población, se pueden estar violentando los derechos que establece la comunidad internacional y si a su vez, ellos están abordando el problema de forma adecuada?
Tal es el caso de China. Es bien sabido que el régimen monopartidista –encabezado por el Partido Comunista–, ha implementado fuertes políticas de control demográfico como la conocida “política del hijo único”.
La controversial medida surge en 1979 para desacelerar el crecimiento poblacional. A casi cuatro décadas de su implementación, el pueblo chino comienza a ver las consecuencias de la que entonces pensaban sería la solución a la sobrepoblación en su territorio. Se trataba de incentivar que las familias tuvieran sólo un hijo. Para aquellas parejas que se negaban a cumplir con la normativa, había fuertes sanciones económicas.
El rápido envejecimiento que ahora experimenta la población china ha obligado al gobierno a revocar la política del hijo único. Ahora las parejas en China tienen permitido tener hasta dos hijos, ya que para el gigante asiático es importante incrementar su Población Económicamente Activa (PEA), con la finalidad de mantener los niveles de crecimiento económico que hasta ahora ha mantenido.
El objetivo es claro, China debe aumentar la tasa de natalidad, esto con el fin de mantener una PEA sólida y poder costear el sistema de pensiones, el cual, según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), China desembolsaba en 2014 el equivalente al 3.4% de su Producto Interno Bruto (PIB).
Mientras en China el Partido Comunista ha logrado establecer estrictas políticas de control demográfico, existen países en el mundo donde el acceso a métodos anticonceptivos aún no es una realidad para todos.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA, por sus siglas en inglés), en los países en vías de desarrollo existen 214 millones de mujeres que desean evitar un embarazo, pero no se encuentran usando métodos anticonceptivos modernos. Hay 155 millones de ellas que no están usando ningún método de planificación familiar. Y alrededor de 59 millones están usando métodos tradicionales que no son confiables y podrían ser inseguros.
América Latina y el Caribe son las subregiones con la segunda tasa más alta mundial en embarazos adolescentes. La mortalidad materna es una de las principales causas de muerte en adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años en América.
Mientras que en algunos países se sanciona a quienes tienen más de un hijo, en el sur global aún no hay métodos anticonceptivos al alcance de todos o bien no existe la información necesaria para hacer uso de ellos debido a que las prácticas culturales –tradición, religión, creencias– no lo permiten.
Si bien el control demográfico es esencial para mantener en equilibrio a la población y los recursos, en ocasiones los Estados no colaboran para encontrar un balance en el número de habitantes en el mundo, permitiendo que la población siga aumentando, con la finalidad de tener una PEA que les permita "niveles de crecimiento saludables". Sin duda, es necesario que tanto el norte como el sur global, se tengan acceso a métodos anticonceptivos, para que todos los países contribuyan a la preservación de los recursos.
Encuentra a Fernanda Águila en Twitter como @fer_aguilav95