La segunda revolución sexual; la píldora se queda atrás
Existe una pastilla "milagro” creada en México a inicios de la década de los 50 que prometió controlar el acné, infecciones en ovarios o útero; que ayuda a la insuficiencia de hierro, con el adelgazamiento de los huesos y además evita embarazos.
México logró crear por primera vez una hormona sintética en medio de un mundo que se acercaba cada vez más a la revolución sexual. El descubrimiento se produjo el 15 de octubre de 1951 y fue lanzada al mercado en 1960 y para 1965 ya había 6.5 millones de mujeres usándolas en Estados Unidos.
Aunque el austriaco Carl Djerassi es el más famoso de los “padres” de la píldora anticonceptiva, la patente también es de George Rosenkranz y el ingeniero mexicano Luis Ernesto Miramontes, quienes participaron en la investigación financiada y desarrollada por el laboratorio Syntex en nuestro país.
En el 2019 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calculó que 16 por ciento de las mujeres sexualmente activas actualmente usan como método las píldoras anticonceptivas, aunque reconoció que su uso reporta tendencia a la baja, sobretodo en mujeres jóvenes que no están conformes con los costos ni con los efectos secundarios que provoca.
Un tratamiento que como todo cuesta
En México se puede acudir a diversas instancias de salud del sistema estatal como al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) para un diagnóstico y posteriormente recibir una receta periódica para garantizar el abasto del tratamiento hormonal mes con mes.
Aunque para quienes no son derechohabiente el costo de este tratamiento en farmacia puede ir de los 190 a los 400 pesos aproximadamente. Comprar una caja mensual de este método de anticoncepción requiere aproximadamente de una inversión anual de 4 mil 800 pesos.
De sensibilidad a la depresión… los efectos
La píldora evita que las hormonas sexuales fluctúen de manera natural en cada ciclo menstrual por lo que, igual que cualquier medicamento genera alteraciones al organismo. Las pastillas anticonceptivas deben ser recetadas, o de lo contrario no se permitirá su venta.
El efecto secundario más famoso de estas diminutas pastillas es el incremento de peso, aunque no es el más común. Muchas usarías reportan náuseas leves, sensibilidad en los senos, dolores de cabeza, disminución en el deseo sexual y sobre todo cambios de humor que pueden ir desde cambios repentinos en el estado de ánimo hasta depresión.
En el 2016, la Universidad de Copenhague hizo un estudio con un millón de mujeres durante más de seis años y determinó que la posibilidad de padecer depresión incrementa entre un 23 y 34 por ciento en mujeres que consumen la píldora. Y el porcentaje de las afectadas crece hasta el 80, cuando se trata de adolescentes.
Cada vez más alternativas
La pequeña pastilla fue creada en inicio para tratar otros padecimientos hormonales y se descubrió después como anticonceptivo. Actualmente —siempre bajo indicación médica— existen alternativas libres de hormonas que prometen combatir padecimientos como quistes incluso en menor tiempo.
El síndrome de ovario poliquístico afecta a 1 de cada 10 mujeres en etapa fértil y uno de los tratamientos más comunes para tratarlo es, precisamente, la píldora anticonceptiva. Sin embargo, desde 2010 se iniciaron estudios con excelentes resultados en alternativas menos agresivas con componentes orgánicos como el Inositol, un nutriente de la vitamina B.
Por otro lado, respecto a los anticonceptivos no hormonales, independientemente de los métodos de barrera, hay diferentes especialistas que aseguran que el uso del dispositivo intrauterino (DIU) de cobre es cada vez más frecuente en mujeres jóvenes alrededor del mundo.
En México, la fundación Marie Stopes, asegura que las menores de 27 años prefieren este método por su comodidad y la poca probabilidad de embarazo. Si bien el método es físicamente más invasivo, puede ser colocado de manera gratuita y para quienes no cuenten con un servicio su costo puede alcanzar los 3 mil pesos con un periodo de duración de entre 5 a 10 años.
Finalmente, uno de los métodos más esperados es la inyección anticonceptiva para hombres, que sigue en pruebas pero que promete una cobertura de 13 años solo con administrar una vez gel, sin ningún tipo de hormona, en el conducto deferente. La ventaja de este método es que en caso de que el usuario quiera revertir el efecto, lo podrá hacer en cualquier momento.