Todo parecía en su lugar. La espera terminaba. Se tuvo que esperar 12 largos años para que finalmente regresara la temporada regular de la NBA a territorio nacional. Y al fin, parecía que lo podríamos ver. Desde el momento en que la Arena Ciudad de México se aproximaba, era cómo si el panorama se transformara. Cómo si dejara de ser la Ciudad de México para convertirse en una extensión del gabacho. Justificada todavía mas, una vez dentro del inmueble, confundiéndose con cualquiera de las arenas de basketball de la NBA en Estados Unidos. Faltaba poco mas de una hora y ambos conjuntos calentaban sobre la duela, hacían gala de su precisión y habilidad con el balón. Todo iba sobre ruedas, hasta que por uno de los accesos comenzó a entrar una capa de humo amarillo, que en principio sorprendió a los miembros de la prensa que se encontraban enfocados en el entrenamiento. Al poco tiempo el sonido local fue claro: Evacuen el inmueble. El comienzo de la tragedia.
Con esa organización característica que tienen nuestros vecinos del norte, los miembros de ambas quintas y los medios de comunicación que ya estábamos ahí, salimos con mas preguntas que respuestas. De momento, todo parecía indicar que únicamente sería un pequeño percance que retrasaría por minutos el inicio del cotejo.
Conforme pasaba el tiempo, lo único que aumentaba era la i. ¿Cuándo dirán algo? Nos preguntamos todos, y a lo lejos veíamos a los jugadores que platicaban, a la prensa cuestionándose y a los miembros organizadores de la NBA en una neurosis mas que justificada.
Transcurrieron 20, 30, 40 minutos y aún nada. Nadie sabía nada qué ocurría y el humo se mantuvo denso en el túnel de vestidores por lo que se impidió el regreso de los aficionados.
Pasada una hora y minutos, empezaron los murmullos; unos que sí, otros que no y otros de plano no sabían qué iba a proceder. Al final, nadie tuvo que decir nada. Los jugadores y el staff subieron a los camiones. Escoltados por la policía, todo indicaba que la espera se prolongaría un poco más.
En cuanto nos dejaron salir de la “zona mixta” (si se le puede llamar así), el contacto con el aficionado fue en algunos casos aislados de fiesta, pero el grueso de los asistentes mostraba un rostro desencajado, desilusionado y, por demás, triste. Hubiese querido que el final de esta crónica hablara de una fiesta, de un gran cotejo, de la victoria de una parcialidad. Pero la noche de ayer en la Arena Ciudad de México, fue derrota para todos.
¿Cuántos años pasarán para la vuelta de la NBA a México?
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