La exposición Rastros y vestigios. Indagaciones sobre el presente insta al espectador a volverse arqueólogo de su tiempo. El ejercicio consiste en imaginar la desaparición de una civilización para reinterpretarla a través de algunas piezas de arte contemporáneo. La escasa presencia física de seres humanos en la obra expuesta produce un extrañamiento frente a objetos que se transforman en testimonios de un entorno social y cultural.
La muestra consta de poco más de un centenar de piezas producidas entre 1946 y 2015. Se compone de pintura, escultura, fotografía, vídeo e instalación de artistas como Francis Alÿs, Carlos Amorales, Joseph Beuys, Alighiero Boetti, Félix González Torres, Mona Hatoum, On Kawara, Alfredo Jaar, Teresa Margolles, Ana Mendieta, Andy Warhol, Wim Wenders, entre otros.
Rastros y vestigios se puede visitar desde el 27 de abril en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, donde cierra su itinerancia por México. Antes estuvo montada en el Instituto Cultural Cabañas de Guadalajara y en el Museo Amparo de Puebla.
La curadora Tatiana Cuevas realizó esta selección de piezas que componen la Colección Isabel y Agustín Coppel (CIAC) con la intención de indagar nuevos discursos que enriquecieran la apreciación y comprensión de la misma. Tras un repaso por la producción de 64 artistas, fueron dispuestos 121 vestigios en dos pisos de este edificio de arquitectura barroca (que bien podría ser parte de la exposición misma).
"El público encontrará en la muestra obras que aluden a la ruina, al desvanecimiento, al abandono, al paso del tiempo, a la pérdida, como testimonios de transformaciones económicas, políticas, sociales, culturales e ideológicas. La exposición se plantea así como un ejercicio de especulación para un observador ajeno a nuestro tiempo y nuestra cultura, un posible arqueólogo del futuro que se proponga explicar las problemáticas y contradicciones de nuestra época".
A manera de un inventario de fragmentos culturales de los siglos XX y XXI, estas obras se ponen a consideración como rastros de una amplia red de significados que determinan el valor de la obra de arte. La arqueología es el modelo de esta indagación al posibilitar considerar al objeto por encima de su funcionalidad original. Ello permite construir hipótesis acerca de cómo mirarnos en retrospectiva desde el presente.
Algunas piezas registran los rastros del cuerpo, del lenguaje y de diversas acciones humanas. Son objetos que proporciona la huella más fiel e íntima de los hábitos, desplazamientos y rituales que constituyen a una persona o a una colectividad. Por ejemplo, el artista japones On Kawara (1932-2014), como parte de su proyecto I am still alive, enviaba desde distintas partes del mundo a su galerista y amigos telegramas con la frase "Todavía estoy vivo". En este proyecto iniciado en 1970 y continuado hasta su muerte ratificaba el discurrir del tiempo en su existencia misma, a la vez que iba dejando un testigo de su andar como cuerpo errante en un juego de ausencia-presencia.
A lo largo de la muestra también aparecen obras que funcionan como huellas, pues enfatizan el proceso de extrañamiento, asimilación y deformación de lecturas o interpretaciones entre contextos y tiempos. Hay también referencias o registros de edificaciones y configuraciones urbanas, que constituyen una serie de vestigios arquetípicos que sugieren modos de vida, sistemas de tránsito y procesos de crecimiento en distintas sociedades.
Como complemento de la exposición se pone a disposición del visitante una audioguía para acompañar el recorrido. También existe una aplicación con material explicativo (disponible para los sistemas IOS y Android). Rastros y vestigios. Indagaciones sobre el presente se puede visitar en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra #16, Centro Histórico) hasta el domingo 21 de agosto. El museo abre de martes a domingo en un horario de 10:00 a 18:00 horas.