Por Tamagotchi @tamcarie
Riffs graves sacudirán la Ciudad de México este 26 de octubre. Hay que preparar las botas de casquillo, la playera negra y dejarse la mata lo más larga que se pueda; advertir a los padres que no se podrá ir a misa el día siguiente, esa noche tocará otro tipo de acto religioso. Al caer la noche, temblará el Foro Sol. Ha sido larga la espera. Los padres del heavy metal regresan. Al unísono, la gente gritará un nombre: Black Sabbath.
Tomó 35 años, 25 diferentes miembros y un reality show para que Ozzy Osbourne, Tommi Iomi y Geezer Butler se reunieran con nuevo material, e incluso mayor energía que cuando no tenían patas de gallo. Black Sabbath presentará su más reciente producción 13 (Vertigo Records, 2013) y darán muestra de que, como un buen vino, los años traen mayor calidad.
El entretenimiento está garantizado; no cualquiera es un showman como Osbourne. Aunque hay que advertir que se tiene que esperar de todo: desde gritos alentando al público hasta que se coma un murciélago. Y por si esto no fuera suficiente, sus teloneros serán nada más ni nada menos que Megadeth. Entre las canciones que hay que esperar están: de las nuevas, “God is Death?” y “End of de Beginning”; las clásicas para golpear; “War Pigs” y “Paranoid”; y de las que harán gritar a la niña más fresa: “Iron Man”.
En México será el último concierto de su tour latinoamericano. Después, ¿quién sabe? Pueden pasar otros 30 años para volverlos a ver. Sería una lástima perderlos, no por nada han influenciado a bandas como Metallica, Iron Maiden y Judas Priest. Gracias a que introdujeron con el tritono ese sonido siniestro que se anteponía a la moda hippie de sus comienzos, hoy se les considera los padres del metal por fundar el toque heavy y oscuro propio del género. Entonces, con todo en mente, hay que armar el kit de supervivencia para introducirnos en la dimensión lúgubre de Black Sabbath.
http://youtu.be/_cjomffUqCg