Por Ricardo Marín (@reecardough)
We Come as Friends es una contradicción en todo el sentido de la palabra. Hubert Sauper, cineasta austriáco, una vez más se aventura en el mundo del documental para presentar una visión usualmente no interpretada de una situación muy particular en África. Temáticamente parecido a lo que Sauper realizó en Darwin’s Nightmare, We Come As Friends presenta las consecuencias de la separación de Sudán, enfocándose en cómo han afectado una serie de nuevas políticas e introducción de nuevas maneras de pensar en la sociedad de Sudán del Sur.
Lo que comienza como un documental sobre una situación precaria, pero que uno podría interpretar como un conflicto interno, poco a poco se desarrolla en una historia de post-colonialismo, donde los verdaderos generadores de mal son los países desarrollados y hambrientos de industria barata, aprovechando la disposición de un nuevo país como Sudán del Sur para explotar sus recursos. Asimismo, también se explora la capacidad demagógica y cínica que los líderes militares y políticos del país tienen para incrementar sus beneficios a costa de una población que sufre y muere —literalmente— de maneras inhumanas.
Vale la pena destacar la manera en la que está realizado este largometraje. En vez de darle énfasis a los datos, a los mapas, a los hechos y hacer un documental al estilo de Michael Moore o Errol Morris, Sauper no devela prácticamente ningún dato o ninguna fuente, más bien deja que los retratos naturales (tanto de los villanos como de las víctimas) hablen por sí mismos con una natural fuerza de alcance humano, desde lo más esperanzador y melancólico hasta el coraje por las personas a cargo. Esto hace del documental uno de mucho mayor poder, en vez de impactarse con cifras, uno se impacta con retratos de primera mano de personas obligadas a rechazar todos los elementos de su cultura en pos de una doctrina occidental. Esto es tan solo un ejemplo, pues también se pueden mencionar todos los conflictos armados, muertes y desplazamientos que ha provocado la introducción de grandes industrias a países con pésimos niveles de desarrollo y altísimos índices de corrupción.
La contradicción —completamente intencionada— del documental se ostenta desde el título: We Come as Friends [Venimos como Amigos] es una historia de personas que llegan a un país bajo el disfraz de cooperación, pero el daño que causan es mucho mayor. El disfraz de amistad es en realidad uno que esconde una daga. A través de las imágenes tan poderosas y dolorosas (desde pastores texanos tratando de evangelizar y dar ropa a nativos sin comprender que su concepción de la vida es simplemente diferente, hasta otros testimonios de hijos asesinados y vidas destruidas), We Come as Friends deja un sabor difícil pero contundente; amargo, pero necesario.
https://www.youtube.com/watch?v=0UOI_mqvsoQ