Por: Eduardo Díaz (@_coldnose) Hablar de Trillones y Siete Catorce es aproximarse a esferas diametralmente opuestas. Aún cuando ambos proyectos sean quizá la muestra más clara de lo que sucede en Mexicali en materia electrónica (tanto Marco Polo Gutiérrez -Siete Catorce- como Polo Vega -Trillones- se han convertido rápidamente en una especie de emblema obligado del circuito creativo cachanilla con tan sólo un puñado de producciones), ambos productores construyen su imaginario en paisajes antagonistas. El territorio de Gutiérrez es urbano, esforzado en transmitir una euforia decadente que pisa la depresión y la violencia como si fueran el mismo tapete. Trillones, por otro lado, trabaja una paleta policromática y mucho más amable, dispuesta por momentos a vender su alma a cambio del sueño adolescente. El elemento lúdico se encuentra al centro de los dos productores, pero en última instancia, el spleen de Gutiérrez se filtra en la síncopa deconstruida de Siete Catorce mientras que la inocencia de Vega difumina los compases de Trillones en un calmado rostro impresionista.
La colaboración entre estos dos funciona entonces como una síntesis. Los escenarios planteados aquí no se contraponen sino dialogan. Lejos de encontrar brillo en los contraste, el split se centra precisamente en integrar las dos caras de la moneda. La glitch-hopera “Ya no sirve” es sustancialmente menos oscura que los trabajos anteriores de Gutiérrez e incorpora elementos trillonescos como por ejemplo, el énfasis cinemático en el despliegue melódico. Aún cuando se sostiene del glitch y de percusiones insectoides, la aceleración permanece controlada lo que le otorga un balance entre agitación y contemplación al paisaje de Gutiérrez (uno que se aleja, por cierto, del techno tribal de EP2 y se mantiene cerca de su trabajo como Den5hion, uno de sus proyectos alternos) Por el otro lado está “Ya vámonos de aquí” de Trillones que quizá sea la aventura aural más intrépida en la que Vega se haya involucrado hasta el momento. Si en Naive Again el de Mexicali apostó por un minimalismo colorido (una especie de chillwave optimista) “Ya vámonos de aquí” es un rizoma mucho más complejo que fragmenta su sintaxis partir de progresiones irregulares, una atmósfera impredecible que recuerda al tribal frenético de Siete Catorce. La canción que cierra, ..., y que da nombre al EP, es la resolución de la aporía. La canción cierra el capítulo integrando lo mejor de los dos espíritus. Aún cuando las tres canciones transmitan elusividad (“ya vámonos de aquí”, “ya no sirve”), tanto Vega como Gutiérrez usan el aparente escapismo de ... EP para rechazar de una vez por todas el mutismo creativo.