Antes de acostarse, Antonio le dice a su esposa Cecilia que tiene que salir para alimentar al perro. Su mujer es ciega y vive encerrada en la casa, preocupada y traumada por la desaparición de su hija Regina hace un par de años. En el jardín, Antonio llena un plato con croquetas y espera a que su mascota se acerque: una joven con un bozal aparece gateando lentamente, se queda quieta frente al plato y espera a que su padre le quite las cadenas para que pueda comer. Sesenta y dos minutos y tres personajes son suficientes para contar una historia apabullante. Regina es la Ópera Prima del cineasta mexicano Javier Ávila, donde el sadismo y la insensibilidad se manifiestan desde una perspectiva peculiar. Hay una que otra escena impactante de sangre pero a pesar de la trama no considero que a la cinta en sí pueda adecuársele el adjetivo de gore.
Una trama así sólo puede tener en apariencia un final feliz pero el material retorcido y la actuación perturbadoramente bien lograda de la actriz Gisela Blanco, quien encarna a la madre, son dignas de verse.
Regina se proyectará este miércoles en Cine Tonalá y el viernes en la Sala Molière del IFAL como parte de las cintas mexicanas en estreno mundial de la programación del ciclo de Distrital 2013.
@_DianaSu