[RESEÑA] Everybody Down – Kate Tempest

Por @melinavzb

El rap es poesía. El lenguaje se estira y se encoge a voluntad del sujeto que tiene la sofisticación de expresar en rima. Aunque para los poemas la rima dejó de ser requisito hace mucho, quizá desde siempre, el rap sin ella, tendría otro nombre.

Cuando poesía y rap se conjugan es inevitable referirse a figuras como Tupac, Rakim, Kool G, y actualmente, Kate Tempest, la joven poeta inglesa, quien posee gran talento para emocionar y deleitar con sus palabras. Recientemente, Tempest presentó su primer material discográfico en solitario bajo el nombre de Everybody Down (Big Dada).

kate tempest

El álbum inicia directamente con la voz de Tempest en “Marshall Law”, y el escucha se encuentra de pronto en una fiesta donde Becky conoce a Harry. Ella le pregunta su nombre y él experimenta uno de esos momentos en que todo se ve como por afuera; la percibe como alguien fuerte pero suave. Le gusta. Él bebe y revela su miseria. Ella fuma con un dejo de aburrición. Él habla y habla. Ella finalmente se despide. Harry siente que la pierde. Fin de la escena. Fade negro.

Lo que acaba de suceder es una suerte de prólogo, este término no es coincidencia ya que el primer álbum de Kate Tempest es una novel rhyme, o sea, una novela convertida a música. Ésta se tomará como base para una novela escrita que se lanzará el próximo año a través de Bloomsbury.

Es así que cada canción de Everybody Down representa un capítulo de la historia protagonizada por tres personajes: Becky, Pete y Harry. En “The Truth”, las palabras de Tempest son como una sustancia densa que resbala lentamente. Aquí el amor urge; trata desesperadamente de ser. Lo incierto de no encontrar a la persona indicada. Todo con una innegable esencia londinense.

“Chicken” permite a la poeta sumergirnos en la parte interna de la cabeza de Harry, quien no soporta a su padrastro. Es ese momento en que lavando los platos, amarrándose las agujetas o comiendo pollo, llegan las reflexiones más profundas. La composición musical de esta canción se parece a las que suenan en las salas de los museos que pretenden ser misteriosas, sólo que en este caso, sí logra crear tensión.

En el curso de las doce canciones que componen el álbum producido por Dan Carey, quien ha trabajado con artistas como Hot Chip, Bat for Lashes, CSS, Crystal Fighters, Lilly Allen, The Kills y M.I.A. –entre muchos otros–, todo se torna rasposo y oscuro. Musicalmente, algunas canciones fatigan por la combinación sonora y la intensidad del rap como “The Hammer”, sin embargo también hay momentos amigables como “The Beigeness”, el primer sencillo, que por cierto es el único hasta ahora con video.

Las letras de las canciones son lo que sostienen el álbum. Son ágiles y certeras, como es el caso de “Theme From Becky”. En este track, Becky reconoce que se ha transformado:

“And when he’s kissing her face, it feels less like her face and more like his face/ She’s become displaced/ Is she herself or is she the girl that he want her to be […] I never wanted to be anybody other than the person that I am…” (Y cuando él besa su cara, se siente menos como su cara y más como la de él/ Ella ha sido desplazada/ ¿Ella es ella misma o es la chica que él quiere que sea? […] Nunca quise ser alguien diferente a quien yo soy…)

En “Stink” que cuenta con la colaboración de Willy Mason en el coro, el escucha se adentra en Pete, el novio disfuncional de Becky. Para permitir experimentar el disco sin arruinar la resolución, sólo se mencionará que en “The Heist” sucede un crimen y que “Circles” retrata el sentimiento de avanzar –o más bien, no avanzar– en un espiral interminable “sin gracia, no como los bailarines”. Finalmente, se llega angustiado a la última parte del álbum, “Happy End” reencuentra a todos los personajes.

Everybody Down evidencia a Kate cómoda lanzando frases rectas acompañadas de beats irregulares que encajan con la situación que se relata; la soledad, lo inevitable, lo circunstancial e incluso lo llenas de vacío que se encuentran las ciudades. Con su marcado acento de las calles de Reino Unido, Tempest cautiva con esta historia. Lo hace con rugidos rápidos y enérgicos pero a la vez dóciles y flexibles.

El disco no es fácil. Progresivamente va hacia el caos y lo oscuro. Es un trabalenguas rítmico que dibuja escenas donde las drogas, los problemas amorosos y de identidad, se retratan con un realismo palpable. Por eso, hay momentos en que incomoda y frustra. Lo cierto es que se trata de un gran trabajo, uno que no es ligero ni rápido, a diferencia del rap de Tempest. Pero sin duda es inteligente y honesto. A la pregunta de si éste álbum es mejor que su labor como poeta o spoken word artist, sólo se puede decir que ésta es una forma más en que Tempest se vuelve gigante.

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Everybody Down – Kate Tempest (Bid Dada, 2014)

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