[Reseña] Efterklang- Piramida

En el siglo pasado uno de los mayores sueños infantiles era viajar al espacio. Miles de vidas cambiaron el día que Neil Armstrong pisó suelo lunar. Los tiempos han cambiado, y el intenso crecimiento tecnológico mecaniza las ambiciones de los individuos. Hoy en día es muy difícil desarrollarse en un ambiente onírico y las esperanzas son machacadas como puré de papa. La música es uno de los pocos rincones donde podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación y donde las fronteras son inexistentes. Desde la cosmopolita Copenhague, surge Efterklang— que significa "recordar" en danés— banda que funciona como una nueva voz para el post-rock. Sus trabajos anteriores Parades (The Leaf Label,2007) y Magic Chairs (4AD,2010) hacen recordar orgánicamente a Sigur Rós, Explosions In The Sky y Godspeed You! Black Emperor. Uno de los datos más sobresalientes de Efterklang es que algunos miembros de la banda crearon su propio sello discográfico Rumraket, donde autopublican su música en la región escandinava y dan cabida a sonidos dispares de la cotidianidad.

 

Un pueblo fantasma noruego origina el nombre del álbum. Piramida (4AD, 2012) es más que una travesía a tierras espectrales.  El disco consiste en un viaje espacial rumbo a galaxias orquestales. Cada pieza funciona como un engrane que permite levantar el  vuelo. “Hollow Mountain” remite a las fábricas donde los diseños aeronáuticos se realizan, un primer paso contundente para llegar lejos. La canción fluye por medio de la borrascosa y dinámica voz de Casper Clausen y un marcado ritmo de sintetizadores en escala de diferentes tonalidades. Por otro lado, “Sedna” atrapa con tonos apesambrados al estilo Bon Iver y una letra melancólica que podría funcionar como el himno de un viajero hacia lo desconocido.

“Black Summer” es el track más largo y donde Efterklang genera un cambio fluido de sonidos. El comienzo es lento y dominado por el sonido de una percusión cacofónica. A la mitad de la melodía las trompetas presagian la entrada a un carnaval con voces refinadas y la pieza explota en representaciones épicas —podría estar fácilmente en el soundtrack de otro remake de King Kong—. La canción que lleva al límite la imaginación es “Dreams Today” que con ayuda de grabaciones de alguien corriendo y botellas de vidrio, traza el despegue de un cohete y las posibilidades del ser humano sin la gravedad. Es un momento de regocijo personal que cumple lo que se gestaba como imposible.

Piramida funciona como una unidad de sentido— muchas veces no se percibe el cambio de canción—. Constituye un pequeño viaje de 46 minutos donde hay que cerrar los ojos, para convertir un poco de post rock accesible y lírico en una aventura cósmica e íntima. Las posibilidades se mantienen abiertas y curiosas cuando existen bandas como Efterklang, que entrega un disco conceptual donde cada espectador crea su propia hazaña.

 

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