Por Tamagotchi (@tamcarie)
Este 25 de Octubre, un ejército de ángeles y demonios sacudió la Ciudad de México. Armados con sus melenas, botas negras y chamarras de cuero, se demostró que no sólo los niños indies pueden armar una fiesta. El Autódromo Hermanos Rodríguez recibió el evento más pesado del año: el Corona Hell & Heaven Metal Fest 2014 llegó al D.F. y todo parece indicar que no será el último.
Luego de que a principios de este año, este evento fuera conocido, no por buena propaganda, sino por posponerse, finalmente el festival metalero mexicano se llevó a cabo. Con un cambio en la organización y el título de Corona, los escenarios se levantaron y bandas tanto mexicanas como internacionales se deshicieron en sus presentaciones.
De doce de la tarde a la una de la mañana, la música inundó el lugar. E, irónicamente, como un chiste de Dios luego del Corona Lodazal Capital, hubo un cielo despejado y el sol penetraba con toda intensidad sobre la masa en cuero y vestida de negro de metaleros. Aunque para uno que otro que llevó kilt (o falda escocesa) la cosa no podía estar mejor.
Familias completas, desde el abuelo hasta la bebé con el maquillaje de Kiss, desfilaron tanto entre los escenarios como en las demás atracciones del festival: lucha libre, cage fight hasta el carnaval.
El evento se dividió en cinco escenarios: los principales eran el Hell y el Heaven Stage, pegados uno al otro; pero donde hubo más presentaciones fueron en el True Metal Stage, Foro Norte Stage y el New Blood Stage. Y vaya que las bandas nacionales sacaron a luz sus mejores trapos en todos estos escenarios. Desde Agora, que abrió el Hell Stage e inmediatamente invitaron a apoyar la escena mexicana en el festival, hasta Maligno, que antecedió a Overkill en el mismo escenario.
Y ya que se habla de las bandas clásicas, todo denota que los metaleros no temen a la edad y sus integrantes se desviven en los escenarios. A sus 62 años, el vocalista de U.D.O. sigue alcanzando notas divinas y las canas no afectan a Bobby Ellsworth de Overkill, quien con su poco español saludó al público con un agudo “¡Hola, cabrones!”. Y fue justamente que, a partir de estas bandas, los escenarios Hell & Heaven se mantuvieron repletos de gente, sin importar las fallas de sonido que los miembros de Overkill sufrieron.
Angra dio muestra de su power metal después, y su guitarrista, Kiko Loureiro, daba muestras de entusiasmo al ir de un lado del escenario a otro, siempre sonriendo a la cámara.
Luego, los canadienses Annihilator tomaron el Hell Stage en su primera vez en México, exceptuando a su bajista, Oscar Rangel, quien es originario de nuestro país; y entre todos los integrantes, no se sabría decir quién daba más de sí: desde el vocalista que mostraba su feroces notas hasta el guitarrista que se deshacía con cada acorde.
Claro que no podía faltar en ninguna de estas presentaciones el círculo de slam (y vaya que es difícil resistir meterse), hasta aquellos momentos épicos en que las cuerdas de las bandas se alinean y comienzan a moverse en sintonía.
Finalmente, una vez metido el sol, llegó el momento de las presentaciones principales del evento; y nadie más ni nadie menos para dar inicio a esto que Rob Zombie con su show del terror en el Heaven Stage. Luego de que por breves segundos se escuchara una versión extraña del Himno Nacional (que pensándolo bien, quién sabe qué cuestiones legales implicaron esto), explotó el escenario con “Dead Radio City and the New Gods of Supertown”. Zombie se mostró tan entusiasmado con su presentación que hasta se bajó del escenario y se dejó abrazar por los fans.
Pero, justo cuando uno podía creer que el show de Rob Zombie, las primeras notas de “Falling Away From Me” rompieron el Hell Stage con Korn. Ahora, cabe destacar que hay algo de sadomasoquista y suicida en el acto de querer estar enfrente al comienzo de los californianos. La gente se alocó, se empujó contra el escenario y lanzó lo que uno desearía creer que es cerveza...tibia. “Freak on a Leash” se queda cortá al describir la euforia en la fiesta que Korn trajo en su acto, con tanto rolas recientes como “Hater” como con las que cumplen las dos décadas como “Blind”.
Luego, para cerrar el Heaven Stage, Limp Bizkit irrumpió en el escenario donde con rolas como “My Way”, “My Generation” y Rollin” hizo al mar de gente matear y rapear a su ritmo (o al menos hacer el intento). Desafortunadamente, fue en este acto que se percibieron unas fallas con el sonido que sólo hacía que se escuchara a uno seudorapear más que a la misma banda. Sin embargo, esto no impidió que Limp Bizkit incluso hiciera homenaje a Nirvana y Guns N’ Roses.
Pero, definitivamente, no había mejor acto para cerrar el evento que el de Kiss, que repleto de pirotecnia, movió a los metaleros de todas las edades y uno que otro despistado popero. En el público se podían ver a miles, tanto en lo que abarcaba el Hell Stage como el espacio del Heaven, maquillados de la legendaria banda. Hubo “sangre” por parte de Gene Simmons y mucho rock and roll por parte de Paul Stanley. Las voces se unieron al unísono con “I Was Made for Loving You” y las cervezas se alzaron con “Rock and Roll All Night”, que dio fin al festival junto los estallidos de los fuegos artificiales.
Y así, con un mar de gente, un mar de hermanos, las puertas del cielo y el infierno se cerraron; pero todo parece indicar que este experimento se repetirá el próximo año, sea de un día o dos, sea con pura banda nacional o los cuatro grandes, los metaleros esperan otra celebración de esta escala, corregido y aumentado.