Por: Belén Bretón (@belenchews)
“El 13 de enero de 2012 el crucero italiano Costa Concordia encalla. Mueren 32 personas. Huye el capitán. El 6 de diciembre del mismo año aparece varada una ballena en La Concha de San Sebastián, donde fallece. La similitud de ambas imágenes nos pareció un símbolo brutal del naufragio que estamos presenciando cada día. El cataclismo de una época, de unos valores, de un sueño que no acabamos de alcanzar: Ballenas Muertas en San Sebastián (Mushroom Pillow, 2014)” - Álvaro Arizaleta (voz y batería).
Inconformidad y protesta son palabras que describen perfectamente la nueva producción de El Columpio Asesino. La sociedad carcome y provoca a su conveniencia; este disco está diseñado para saber qué ocurre, para no formar parte de ello. Como dice Álvaro para El Cotidiano, su deber es simplemente exponer sus inconformidades, no dar propuestas para mejorarlas. Esto es lo que hace de este álbum el más conceptual de sus cinco producciones.
Con quince años de carrera, los españoles han logrado formar un sonido propio mediante una fusión particular entre los instrumentos musicales y la voz, que termina siendo un instrumento más. En Ballenas Muertas en San Sebastián, esta fusión es todavía más notoria. Voces que se desvanecen y se pierden conforme la canción avanza, a pesar de su fuerte contenido emocional.
Desde el 8 de julio del año pasado, los cinco integrantes de El Columpio Asesino alquilaron una casa en un pequeño pueblo en Bigüezal, España. Ahí tuvieron su estudio de composición improvisado y, después de tres meses sin comunicación con el mundo exterior, lograron dar forma a Ballenas Muertas en San Sebastián.
Al igual que sus antecesores Diamantes (Mushroom Pillow, 2011) y La Gallina (Astro Discos, 2008), su duración es de menos de 40 minutos y sintetiza perfectamente el sonido hacia el que la agrupación se encuentra atraída. Su música puede definirse como poesía auditiva, letras profundas que al ser combinadas con melodías experimentales logran generar un estado de suspenso. Nunca se sabe qué va a ocurrir. Algunas de las canciones juegan tanto con las velocidades que cada pieza es una nueva sorpresa. Este disco se encarga de mover las emociones de quien lo escuche, sin descanso ni tregua, al igual que las problemáticas que toman como fuente de inspiración.
Para Ballenas Muertas en San Sebastián utilizan la guitarra, batería y bajo que los han caracterizado pero con un giro mucho más sombrío, además de la combinación de vocal masculina y femenina que manejan desde Diamantes. Al agregar el uso de sintetizador, hacen de sus melodías algo más astral e irreal. En canciones como “Babel”, “Escalofrío” y “Susúrrame” la tensión provocada por estos instrumentos es sumamente intensa, tanto así que evoca a un descontrol de la mente.
A través de estas nueve melodías, El Columpio Asesino transporta al escucha a las primeras planas de los periódicos españoles, en donde la miseria e injusticia se hacen notar fuertemente. Todos son actores que no pueden hacer nada más que presenciar y sentir cómo el corazón se parte en pedazos, un simple reflejo distorsionado de lo que crean. Esto se proyecta en la portada del disco, en la que se ve una figura humana totalmente desenfocada y deforme, que es lo que el sonido del álbum logra generar.
Finalmente, las decisiones tomadas por la humanidad y sus consecuencias, se resumen en la frase “ballenas muertas en San Sebastián”.
Ballenas Muertas en San Sebastián (Mushroom Pillow, 2014)