Cuando te cuentan que uno de los míticos galanes del cine nacional, con su cabello en retirada, su voz gruesa, su sonrisa de Mr. Ed y su silueta delgada, ha dejado de existir el primer recuerdo melancólico que puedes tener de su legado es una carcajada.
Nativo de Monterrey, Alberto Rojas fue un actor dramático que se encontró por casualidad con la comedia a la que le sacó provecho en cine como actor y director, pero mucho más en teatro en donde se instaló después de que la bonanza de las sexycomedias. Fue director, productor y maestro de muchos actores jóvenes de las últimas generaciones. Aún sin algún latiguillo particular que lo hiciera famoso, el Caballo es recordado por cintas como La pulquería 2 (1982), Muñecas de medianoche (1979) y en especial Papito querido (1991), obra escrita por Rodolfo Rodríguez para él, con gran éxito en teatro y llevada después al cine con su dirección y actuación. Ya en los últimos años se le vio activo en obras y monólogos de sátira política con alto octanaje de humor negro. El año pasado fue diagnosticado con cáncer de vejiga avanzado, renuente a la quimioterapia buscó tratamientos alternativos. Hasta en sus últimos días hasta probó con marihuana medicinal para mitigar sus dolores, pero nada pudo evitar que el pasado domingo falleciera en su casa de la CDMX a los 72 años.
https://www.youtube.com/watch?v=KphyxpLAMsg
Luego, cuando te enteras que también se fue el mismo día María Luisa Alcalá, quien no despertó este mismo 21 de febrero, la reflexión que sigue a la risa que nos provocaron estos cómicos a los que nos tocó disfrutarlos en la pantalla o en la tarima es ¿Qué pasó con ese cine?
- “Yo fui producto del teatro; ¿no te digo?, los medios tienen poca memoria. Llegué al cine, no de ficheras, al cine mexicano; no sé porqué lo califican de ficheras; es un sentido peyorativo, hasta lépero y majadero, porque tendrían que darse cuenta de que ese cine dio mucho dinero y fue una verdadera época de oro”.
Alberto Rojas "El Caballo" - SUN / RPO
Después del sexenio de Luis Echeverría, Margarita López Portillo tomó la Dirección de Radio Televisión y Cinematografía (RTC) haciendo gala del nepotismo y las excentricidades que caracterizó el mandato de su hermanito, se dedicó a concentrar el presupuesto a muy pocos proyectos dejando de lado la necesidad real de la gente de a pie a la cual su clase gobernaba. Fue en ese punto donde las producciones de bajo presupuesto que retomaba el andar diario de la gente común de las grandes ciudades, basándose en la misma picardía de las clases mediabajas y bajas, decidieron hacer un homenaje al viejo cine de rumberas con Bellas de noche (Las Ficheras). Así, en 1975, comenzó el andar evolutivo de las sexycomedias que hoy conocemos como Cine de Ficheras y duraría más de 15 años.
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Desde la perspectiva a cuarenta años de su inicio, la critica a este género y a esta época es que sus producciones, aunque nutridas de 130 a 150 películas por año que incluían desde el cine dramático hasta el Cabrito Western de los Hnos. Almada, carecían de la ambición cinematográfica de innovar o abarcar el carácter profundo de la sociedad mexicana; sumergida en las crisis económicas, los desastres y los rezagos culturales, abusando del doble sentido en los diálogos, de la objetivización de la mujer a través del desnudo y la mirada alcahueta de la prostitución.
- “Y me indigna que lo califiquen, tan déspota y tan poco enterados, porque de ese cine habrá algo rescatable, entre otras cosas tu servidor”.
Alberto Rojas "El Caballo" - SUN / RPO
Sin embargo, las nuevas generaciones basadas en este prejuicio dejan de lado una premisa que los actores cómicos y productores de aquellos días supieron capitalizar excelentemente; Solo buscaban entretener sin ser políticamente correctos, ya que ni los políticos lo eran. Con la sociedad fragmentada por las razones antes mencionadas, el cine fue un escape más que cercano para las clases populares que se veían reflejadas en la pantalla; con héroes que no salvaban el mundo ni eran inmortales o supermodelos de belleza, que simplemente libraban el día a lo caifan y se quedaban con la más guapa de la cuadra albureándose a los antagonistas. Sueños simples de almas sencillas.
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Ese fue el mérito de este género que estrenaba en treinta y tantos cines de más de mil y pico de butacas al mismo tiempo, y nos invita a re-visitar antropológicamente ese México previo a nosotros en el que se vivía, tal vez, con las mismas carencias y menos consumismo en masa, que nos hizo reír con el absurdo de su comedia y dejando en nuestra memoria colectiva grandes actores que ya nos están dejando.
- “Yo soy el peor historiador de mi propia historia. Ya habrá quien se ocupe de mí. Ya pasé por aquí, ya dejé huella, estoy en la historia del Séptimo Arte de este país, pésele a quien le pese”.
Alberto Rojas "El Caballo" - SUN / RPO
https://www.youtube.com/watch?v=JeBl02_FMh4