Desde hace unos días, las apuestas por el Premio Nobel de Literatura indicaban que podría ser una mujer quien ganase el galardón. A principios de la semana, los principales favoritos eran el archifamoso Haruki Murakami y la norteamericana Joyce Carol Oates. En medio de los dos, la canadiense Alice Munro (Wingham, 1931) . A diferencia de algunos ganadores de años anteriores, como Mo Yan en el 2012, Alice Munro está lejos de ser una auténtica desconocida en nuestro idioma; desde hace años Lumen ha editado todos sus libros en español, e incluso Debolsillo ha editado varias de sus obras en formatos más accesibles. En su propia idioma, desde hace tiempo Munro goza un estatus de leyenda y no es secreto que desde hace años era una candidata fuerte al Nobel. Ahora bien, Munro, como leerán en casi todas las notas al respecto, es una destacada cuentista, cuya calidad es comparable con John Cheever o con Raymond Carver, maestros indiscutibles del género. Aunque tiene algunos puntos bajos en su obra, no hay en toda su carrera, desde Dance of the Happy Shades (1968) hasta Dear Life (2012), un solo libro que no asombre al lector. Si algunos de ustedes quisiera entrarle a la obra de Munro, recomiendo particularmente, como puntos de partida, Las lunas de Júpiter (1982), El amor de una mujer generosa (1988) y Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio (2001). En los libros de Munro encontrarán, y en abundancia, cuentos sobre gente común narrados de forma extraordinaria; cuentos sobre gente que sufre auténticos melodramas pero narrados de una forma contenida. Munro, al igual que sus maestros, demuestra que se puede escribir un gran cuento sobre cualquier persona; la llave es la forma en que se hace.
Aunque parezca que Munro es otro de estos autores que premian en Estocolmo y que casi nadie conoce, Alice Munro es, desde hace ya unos años, una de las escritoras más reconocidas en lengua inglesa. Criada en un ambiente rural que influiría mucho en su obra, Alice Laidlaw empezaría a ser reconocida en los años sesentas y conservaría para fines artísticos el apellido de su primer marido, Munro, incluso después de casarse por segunda vez. Durante mucho tiempo fue una de las escritoras consentidas de The New Yorker, donde publicó más de un cuento imprescindible en su bibliografía. Que gane el Nobel, por fortuna, es el cierre ideal de una carrera brillante: en 2012, luego de publicar Dear Life, la autora canadiense dio a conocer que se retiraba de la literatura. Ojalá no sea cierto, pero de cumplirse su anuncio, estaríamos ante una carrera que ascendió discretamente hasta convertirse en un pilar imprescindible de la más reciente literatura en inglés.
Si sus deseos (o su desconfianza) por leer a Alice Munro son incontenibles, además de los libros que seguro pronto encontrará en todas las librerías, en Twitter con #bibliotuit hay muchos libros de la autora canadiense. No se arrepentirán de leerla.