Por Diego Estebanez (@DEstebanezG)
Se acaba una era que duró 8 años, una etapa llena de avances en la política, en la sociedad y en la industria de una nación que aún se ostenta hoy como una de las más poderosas del mundo.
Con la despedida de Barack Obama el pasado 10 de enero del 2017 en Chicago, terminó un periodo para los norteamericanos en el que gozaron de muchos avances en materia social y de seguridad. La aprobación de la orden ejecutiva de la Dream Act (Ley de educación para menores extranjeros), la cual permitió a 750 mil jóvenes indocumentados a estudiar como residentes, o el reconocimiento de los matrimonios igualitarios en toda la unión americana.
Sin embargo, como toda organización, el gobierno norteamericano tiene sus fallas, y muchas veces estas se deben principalmente a sus líderes. La administración del quien se convirtió en el primer presidente afroamericano, tuvo un gran número de errores, por los que aún muchos estadounidenses tendrán que pagar.
Por un lado pocos periodistas y medios apuntaron la falla de aquella promesa que en 2008 Obama hizo sobre la población migrante. En su programa nocturno, Al Punto, el periodista mexicano, Jorge Ramos recordó que una entrevista el aún pre-candidato demócrata se comprometió a pasar en el congreso una Reforma Migratoria que mejoraría el estatus de residencia de casi 5 millones de personas, de acuerdo a un reporte de Seguridad Nacional de ese país.
A esto se le suma uno de los achaques más grandes su administración, haber sido el presidente con mayores deportaciones de migrantes durante su administración. La cifra es de dos millones y medio de personas, muchas habiendo vivido más de 20 años en Estados Unidos y sin poder recordar su idioma de origen.
Medios en línea y analistas de derecha atribuyen esto a la falta de imposición del presidente en el congreso norteamericano. Muy distinto a su predecesor, George W. Bush, la administración Obama negociaba más de lo que aprobaba, lo cual lo llevó a perder muchas oportunidades.
Como la de regular y controlar la industria bancaria de Wall Street, que debido a irresponsabilidades financieras llevó a Estados Unidos a una de las peores crisis en su historia en el 2008. Durante la administración Obama, muchos de los grandes bancos como Citi, Wells Fargo o JP Morgan crecieron aún más, sin sanciones. Esta supuesta cercanía con los bancos y la clase rica sería atribuida a la candidata de su partido, Hillary Clinton, años después.
Los aplausos se alzaron el día martes en el centro de convenciones McCormick en Chicago cuando Obama dijo lo “orgulloso” que era haber sido su Comandante en jefe de la fuerzas militares de EEUU. Resaltó lo importante que era haber logrado la muerte de Bin Laden y lo necesario que era combatir el terrorismo para preservar el “american way of life”.
Lamentablemente no mencionó a qué costo. El presidente con el premio Nobel de la paz olvidó mencionar las filtraciones que en 2013 salieron a la luz en las que un joven hacker llamado Edward Snowden denunció que el gobierno estadounidense tiene intervenidas las líneas de comunicación de millones de norteamericanos, y hasta de líderes de todo el mundo.
La lista podría seguir, pero ello nos tomaría más de 8 años…