Una apología más se suma al temido viernes 13 con la conmoción provocada por los atentados terroristas en París. Éstos han desatado una respuesta fúrica del Gobierno, el cual pone en juicio sus principios de "liberté, egalité, fraternité", que vieron la luz en la Francia del siglo XVI y que las naciones del mundo moderno han tomado como propias. Hoy esta tríada moral se ve con extrañeza, e incluso se empieza a desvanecer ante una nación gala presa del terror y sentimientos encontrados.
La respuesta contra ISIS le ha dado fuerza política a partidos de ultraderecha como el Frente Nacional, y los discursos xeenofóbicos toman un impulso que trasciende más allá de las fronteras de la Unión Europea; todo esto en medio de una de las peores crisis migratorias que ha enfrentado el mundo desde la Segunda Guerra Mundial.
Es así que el tema del terrorismo vuelve a tomar su lugar en la agenda mediática y política; algo que no habíamos visto con fuerza desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. No obstante que en el lapso de 2001 a la fecha se han perpetrado diferentes actos terroristas como los del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
La importancia del tema y la penetración fueron tales que cambiaron la agenda en la reciente reunión del G20 en Turquía. No nos asombremos si en las próximas cumbres mundiales el tema del terrorismo, y específicamente la exterminación del Estado Islámico y su califato, sea de lo principal a discutir.
¿Qué tan presentes estarán los principios de libertad, equidad y fraternidad en las decisiones de los líderes políticos del mundo y en la opinión pública al enfrentarnos al tema del terrorismo, pero sobre todo al cuestionar la libertad política/religiosa?