La noche de este martes 6 de noviembre se abría paso ante un día ajetreado. Un cielo con nubes que amenazaban llenar de agua nuevamente la CDMX. Miles de fanáticos, algunos punks, otros oficinistas, varios jóvenes, merodeaban el Pepsi Center en espera de que abrieran puertas.

Vendedores ofreciendo la playera de moda, el llavero legendario o el botón inmaculado. Y por supuesto, una banda que hacía su aparición para celebrar 40 años de trayectoria en un tiempo de éxitos efímeros y grupos plásticos.

Public Image Ltd (PiL) ofreció un concierto que por momentos parecía más un recital. Íntimo, con luces tenues, melódico, sin grandes estruendos sonoros y con una precisión musical digna de un grupo de esta envergadura.

Difícil imaginar a un John Lydon sin el estigma eterno de los Sex Pistols, banda que por supuesto le abrió su papel en la historia. Sin embargo, la noche del martes deslumbró no sólo por su actitud desenfadada, tan característica de él, sino por conservar todavía ese tono de voz que se vuelve reconocible en cualquier lado.

“Deeper Water” fue la pieza encargada de abrir el concierto ante una fanaticada que esperaba este momento desde hacía dos años, cuando se presentaron por última vez en nuestro país, y para otros tantos que soñaban con este momento desde hace más de 40.

Lydon, alias Johnny Rotten, junto con Bruce Smith, Lu Edmonds y Scott Firth demostraron que se puede vivir no del éxito setentero, sino con canciones de su último trabajo, This Is Pil editado en 2012. Celulares en modo de foto o video hicieron su aparición inmediatamente para solamente irse apagando poco a poco, pues la audiencia no quería el recuerdo digital, sino conservar en la memoria un momento irrepetible.

“Memories” y “The Body” continuaron la velada augurando que la energía iría in crescendo. Pero dicen dicen que los años no pasan en vano y terminando la tercera canción Lydon tuvo que recurrir a un tanque de oxígeno pues el ímpetu demostrado en las primeras rolas le cobró factura. Aun así, no disminuyo el arrojo que siempre ha mostrado ni la entrega ante un público que en ningún momento dejó de corear las canciones, gritar su nombre y bailar.

“Death Disco”, recordándonos la época de los años 70, y cuya versión extendida por más de 8 minutos puso a todos en ambiente festivo, nos recordó que el baile es catártico y nos desinhibe por completo para despejarnos, por momentos, de la cotidianidad eterna. El slam no podía faltar y con las primeras notas de This is not a love song se auguraba que la banda explotaría en todo el recinto. Gritos, empujones y cerveza estallaron al unísono para generar una sinergia entre PiL y una fanaticada más que extasiada.

“Rise”, clásica, inigualable e inconfundible cerraba la primera parte del concierto para dejar a una audiencia excitada que pedía a gritos continuar la fiesta, pues apenas eran las 10:45 y la velada apenas iniciaba.

En menos de 4 minutos John Lydon y PiL regresaron para cumplir una cita que tenían pendiente. “Shoom” fue la encargada de despedir al grupo, a la leyenda. Cuarenta años años son apenas un destello para quien, en palabras del propio Rotten “cambió la historia de la música”.