Primavera exponencial: Temples en SALA

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Una llamarada de asistentes rodeaban la manzana de la calle Puebla. De todas las veces que he asistido a SALA, nunca había sentido tanta niebla provocada por los asistentes; la lenta pérdida de aire era intensa. La banda inglesa Temples regresaba a México, después de su accidentada presentación en el Corona Capital.

Los primeros estruendos surgieron con “Sun Structures” una composición que lleva a un paraíso desértico; reminiscencias solares de Tatooine. Entre canciones se escuchaban frases de los asistentes que buscan definir el registro musical de la banda: “Yo losentrevisté y el bajista me dijó que les encanta Soft Machine”.

En “A Question Isn't Answered” los estribos se pierden en un marisma de aplausos, resquicio en la frontera de la dimensión desconocida, una combinación musical hija de Jimmy Hendrix y Wolfmother. Se pudo apreciar el prodigio trabajo en los teclados de Adam Smith en “The Golden Throne”. Otro de los rumores que se oían del público era: “el bajista es igualito a Paul McCartney”. Mientras Temples estrenaba canciones “Volcano/Saviour” otro asistente admiraba la guitarra Danelectro rojo cereza brillante.

Uno de los momentos cumbres de la noche fue “Keep in the Dark”, donde en el aire flotaban narvales tricolores en el cielo. Todos los asistentes danzaban como si fuera verano de 1966. La canción era como si la Generación Beat y Syd Barret tuvieran un chico adolescente problemático.

Lo más esperado de la velada fue la interpretación de “Shelter Song”, una canción que divagaba en las estructuras de Cream, y cuyo coro recordaba a “Taxman” de The Beatles.

La canción final del encore fulminó todo. En “Mesmerize” los ecos se extendían, el número de erizos crecía. Lo sublime fue el jam infinito: donde se observaban varias influencias de la banda la psicodelia de Tame Impala, el kraut de Can, y los arpegios de Midnight Juggernauts.  Los cuerpos se transgreden; se dividen en miles de átomos. Un recital donde la primavera renace, no importaba la lluvia de la Ciudad de México. Los loops exponenciales de psicodelia se convirtieron en los reyes de la noche.

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