Fotos por Misael Garrido Emoción, eso era lo que se sentía en el ambiente el pasado 28 de octubre en el Foro Pegaso. Más que expectación, era una suerte de cúmulo de sensaciones. Ni la mata más larga podía ocultar las sonrisas de los asistentes al verse rodeado de sus hermanos, tanto arriba como abajo del escenario.
Llegar al foro a veces no es fácil. Hay quienes días antes se ponen de acuerdo para ver cómo caer, otros la arman casi por instinto, pero sí debemos decir que bajo el cobijo del metal (y el punk) nadie queda desamparado.
A las 12 se desató la furia con un combo de bandas nacionales haciendo los honores en los tres escenarios: Cerberus, Lack of Remorse, y Parazit. Hasta el frente ya se instalaban quienes sabían del sacrificio que habrían de hacer para estar lo más cerca posible de sus ídolos, soportando los empujones, el sol y el cansancio a cambio de estar casi seguros de que sus gritos fueran escuchados. A la 1:oo ya se incorporaba el contingente canadiense con Oni y Deadly Apples, y México cerraba con los veteranos de Here Comes the Kraken.
Quizá una de las bandas tempraneras más esperadas era Asesino y la noticia de su cancelación cayó como balde de agua fría. Por ahí se escuchaba decir que seguro Dave Grohl estaría decepcionado por la cancelación debido a una lesión – pero si algo sacó de circulación a Dino Cazares, tuvo que ser algo serio.
El show debe continuar, y los japoneses de Maximum the Hormone hicieron lo propio en el escenario principal, así como Attila en el Escenario The Maggots.
Suicide Silence reactivó el escenario Day of the Gusano, y a pesar de que su más reciente disco fue muy criticado por el cambio tan drástico del death core hacia un sonido más cercano al un metal, los fans no estaban decepcionados del show. Casi al mismo tiempo, Tech N9ne traía un poco de hip hop al festival con ese estilo para rapear tan característico que le ganó ese sobrenombre en honor a un arma semiautomática.
Hasta ese momento era cosa de rolar por los escenarios, calar un poquito todas las ofertas; pero ya las cosas se ponían serias. Ill Niño estaba dando un show que dejaba ver la entrega hacia su público. Parecería que es por amor a sus raíces latinas que tienen esa conexión con el público mexicano, haciendo una segunda aparición en el Knotfest. Camino a ver a Periphery pudimos ver a Hatebreed en acción. Ver a Jamie Jasta y compañía tan en forma, y a la vieja y nueva escuela en el público fue bastante nostálgico, pero al parecer ese sería el común denominador del Knotfest. Su música nos acompañó hasta que comenzó Periphery (incluso un poco ya habiendo empezando). Pero nada detendría a los de Washington, sacaron la casta del hardcore de su estado natal para ahogar lo que se escuchaba desde el otro escenario. Pero no todo era energía pura, también emotividad con la primera interpretación en vivo de la canción “Mile Zero”. Desde hace años que los fans en todo el mundo esperaban escuchar este tema en algún show, pero los afortunados fuimos nosotros cuando Spencer Sotelo se abrió y contó que escribió esta canción tras la muerte de su mejor amigo, y que quería compartirla con nosotros. Un verdadero acto de comunión.
Era hora de más brutalidad, y ¿qué mejor que Cannibal Corpse para esa dosis de gore en nuestras vidas? El quinteto de Buffalo dio todo, dejando de lado mucha de la interacción que se puede ver con otras bandas para tocar la mayor cantidad de canciones posibles en una hora de set. Ahí sí, energía al máximo plagada de riffs extremos que incluyeron clásicos como “Hammer Smashed Face” y “I Cum Blood”, y un estreno con “Code Of The Slashers”. Si bien hay bandas que parece que llegan a algún lado a tocar por compromiso – sea el género que sea – Cannibal Corpse siempre brinda un show como si fuera el último de sus vidas, y el público siempre responde de igual forma.
Después había que correr de vuelta al The Maggots Stage para ver a los encargados de cerrar ese escenario. Después de la entrevista que tuvimos con Pat Thetic, no había forma de que nos perdiéramos a Anti-Flag con su regreso a México. En su primera visita después de la elección de Donald Trump, lo que más querían hacer era demostrar que no todos están de acuerdo con esos mensajes de odio que abundan en los Estados Unidos desde la campaña del actual presidente. Y no se cansaron de recordarnos que no importa si uno es punk, o escucha metal, todos somos hermanos. Y si de actos de comunión entre bandas y público hablamos, el cierre de Anti-Flag con Chris No.2 y Pat Thetic abajo del escenario tocando rodeados de sus hermanos es algo que quedará en los corazones de todos los ahí reunidos. Quizá podría pensarse que ganarse al Knotfest iba a ser difícil para una banda de pop punk, pero el carisma de Anti-Flag hizo que lo lograran desde la primera canción.
El escenario Day of The Gusano cerró con Anthrax, uno de los cuatro grandes del thrash, y parecería que los años no pasan por los neoyorquinos. Alguna vez lo dije, y ahora lo confirmo: Lemmy existe, y Scott Ian es su profeta. Se nota que para Anthrax salir a tocar es algo más que trabajar, se divierten, lo disfrutan. Joey Belladonna sigue teniendo una voz impresionante, y hace resonar las canciones de hace más de treinta años así como las de su más reciente disco. Por supuesto sonaron más canciones del Among The Living, casi como una celebración de 30 aniversario del disco que es considerado como el más importante de su carrera. Terminadas las actividades en los escenarios secundarios, comenzaba el éxodo hacia el principal, para dar lugar a los ritos finales para esta edición del Knotfest.
Stone Sour se presentaría de nuevo en nuestro país luego de cinco años de ausencia. Fue esta tocada la que hizo que Corey Taylor se enamorara de México, y lo que eventualmente haría que se lograra la presencia del festival aquí. Después de dos años de cierres de Slipknot, 2017 fue la oportunidad para darle un descanso a las máscaras y salir de nuevo con Josh Rand, Roy Mayorga, Johnny Chow y Christian Martucci luego de un receso de tres años.
Como parte de la gira de promoción para el nuevo disco, Hydrograd, Taylor y compañía sacaron el arsenal de éste, pero no olvidaron favoritas como “30/30-150”, “Made Of Scars” o “Get Inside”
Pero la emoción crecía, poco a poco la hora prometida se acercaba. Pero antes le tocaría a Korn, momento en el que casi todos los que estaban comprando provisiones corrieron de vuelta a tratar de encontrar el mejor lugar. Y es que definitivamente Korn ha sido una banda que ha marcado a más de una generación – bien se podía escuchar de gente que estaba ahí ese día por que su papás son mu fans de Korn. Es más, había padres que llevaban a sus pequeños en brazos o en carriolas con la esperanza en el rostro de que su hijos al crecer siguieran escuchando la música que los identificaba. Y si por ahí había algunos no conversos, ver a Korn tocar en vivo disipó sus dudas, incluso quienes se burlaron al escuchar los versos de “We Will Rock You” durante “Coming Undone” no pudieron hacer más que unirse al canto.
Una vez terminado Korn, todo mundo buscaba la manera de acercarse más al escenario a toda costa, así significara separarse de su grupo de amigos. ¿Quién podría culparlos? Por fin venía el tan esperado cierre con A Perfect Circle. Hay quienes creen que era una deuda por saldar, que llegó quince años tarde, pero sea como sea, lavanda de Billy Howerdel y Maynard James Keenan no quedaron a deber nada. Acompañados por la leyenda James Iha (antes de los Smashing Pumpkins) en la segunda guitarra, y por Matt McJunkins y Jeff Friedl en el bajo y batería respectivamente, A Perfect Circle dejó a todos hipnotizados con las guitarras a ratos espeluznantes, a ratos devastadoras – al igual que la letras de Keenan. Incluso su versión a “Imagine” de John Lennon cobra un sentido distinto considerando el estado actual del mundo y el tono de la interpretación de la banda. Incluso el hecho de que Keenan estuviera postrado en una pequeña tarima detrás de McJunkins y Howerdel parecía decir que el enfoque debería caer en la música más que en el performance, aunque el vocalista dejaba claro que además de tener una de las voces más impresionantes del rock, es también un excelente frontman (sea con las voces en Tool o con su proyecto Puscifer).
Estamos tal vez acostumbrados a la magia en el trabajo de Tool, en un sentido más literal si consideramos toda la simbología que rodea a esa banda; pero con A Perfect Circle nos topamos con un tipo de magia diferente, más simbólica, en la que la música análoga convive con las secuencias para poder hacer reversiones en vivo de sus temas, una magia más nueva por llamarla de alguna manera. Pero no deja de haber misticismo, y eso es lo que dejó el cierre del Knotfest 2017.