Por Leo Moreno (@protopeople)
La segunda noche de la décimo tercera edición de MUTEK, ofreció un cartel sumamente interesante, digno de la primera gran velada del festival. El Casino Metropolitano fue el venue elegido, en el centro de la ciudad, en donde talento mexicano, ecuatoriano y español cumplieron con las altas expectativas del PLAY 1, haciendo honor a la plataforma más importantes de arte y cultura digital.
La música arrancó con Cyané, ante un foro que comenzaba a recibir al público. Aún frente a una audiencia poco nutrida, la mexicana logró captar la atención de los presentes con su fino pop electrónico. Con un espíritu techno y sintetizadores de ensueño, la artista nos introdujo en un viaje subjetivo y personal con su hipnotizante voz. Una buena propuesta para introducir a nuestros oídos al catálogo de la noche.
Me&Myself tomó el escenario con su propuesta de sonidos escarpados, punzantes. Beats distorsionados y sutiles pianos se conjugaban para crear una atmósfera apocalíptica con tintes de esperanza. Deconstrucción sonora y estridente; un artefacto explosivo previo a la explosión misma. Después, reconstrucción de conceptos a partir del uso de diversas texturas auditivas que, unidas con un timing sensato, edifican pasajes sumamente interesantes. Un perfil oscuro que invita a la introspección.
Llegó el turno entonces para Microfeel. Este español comenzó a subir la temperatura del Casino Metropolitana con un set intenso y analítico, millares de microaudios y texturas que, encaminados en la misma dirección, creaban a momentos un monstruo musical de una potencia admirable.
Una visión muy original del IDM y de lo experimental. Además de la electrónica, el uso de la guitarra como un elemento noise-ambient añadía una estridencia que paulatinamente aumentaba la intensidad hasta un punto máximo, para después decaer y comenzar de nuevo con la construcción del momentum. Pasajes con heavy beats movían al público, que agradecía la oportunidad para bailar un poco más. Así, Microfeel nos sacudió tanto en intelecto como en cuerpo.
Después, el talento más esperado de la noche. Nicola Cruz es ya bien conocido por su cumbia electrónica experimental, concepto que ha llevado con éxito a diversas partes del mundo. Y pudimos ver el por qué la noche del miércoles. Percusiones digitales procesadas sobre bajas frecuencias latinas levantaron el ambiente de inmediato.
Esta es una nueva identidad latinoamericana, con trip hop, dub y folclor conviviendo de gran manera. Sudor, baile y gritos de emoción durante un set inteligente y excepcionalmente organizado: una gran combinación de ritmos para moverse de una y mil maneras. La pista dejaba ver todo tipo de baile y movimientos de un público que genuinamente se entregó a la creatividad del ecuatoriano.
Apoyado con los visuales del artista Fidel Eljuri, con elementos también latinos y de raíz precolombina, la experiencia fue redonda. Un buen equilibrio entre lo cerebral y lo primitivo, entre la inteligencia y la pérdida de la razón. El balance perfecto para la madrugada que exige fiesta.
Para cerrar, beGun llegó para ofrecernos sonidos más suaves, llenos de voces y texturas delicadas. Acompañado de su artista visual, quien construye en vivo escena por escena, el español fluyó durante su set melancólico y experimental, para comenzar a bajar el termómetro del público. Música dulce, etérea a momentos, que generó un mood relajado e incluso catártico, después de lo que habíamos estado escuchando. Delicadeza audiovisual, dócil y apacible, adecuado para cerrar la noche.
Gran foro, excelentes talentos, y un sistema de audio superlativo.
Bravo, #MUTEKCDMX.
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Fotos por Diego Figueroa.