La película de la semana: El diablo entre las piernas
En un medio cinematográfico como el mexicano, en el que los directores que hacen su primera película no saben si algún día llegarán a rodar la segunda, hablar de una carrera de más de 30 largometrajes resulta una verdadera epopeya.
De ese tamaño es la trayectoria de Arturo Ripstein que, a 55 años de su debut con Tiempo de morir, estrenó esta semana El diablo entre las piernas en salas de cine de todo el país.
Resultado de una colaboración más con Paz Alicia Garciadiego, su guionista de cabecera desde El imperio de la fortuna en 1986, y con su actriz fetiche Patricia Reyes Spíndola a la que ha dirigido en 13 ocasiones, la nueva cinta de Ripstein es otro viaje por los callejones obscuros de la condición humana.
En esta ocasión presentada en forma de una improbable y retorcida historia de amor, que toca también temas como el deseo, los celos y el desengaño en la tercera edad.
Obedeciendo como lo ha hecho desde la primera de sus películas a sus propios intereses y obsesiones, el retrato que propone el director sobre una pareja disfuncional y rota resulta tan incómodo como interesante.
Cuerpos desnudos que no obedecen al canon establecido. Diálogos que destilan inteligencia y veneno. Planos secuencia cadenciosos y medidos. El blanco y negro como estrategia. El ritmo y la atmósfera como recordatorio del artificio.
La mirada de un autor que cuenta desde un lugar ajeno a las modas y tendencias. Que, a riesgo de no ser popular, decide seguir provocando y narrando desde su óptica personal.
El diablo entre las piernas se estrenó esta semana en salas comerciales del país y se puede ver también en Cineteca Nacional y Cine Tonalá.
El More.