Paul Banks @ Plaza Condesa

por Rodrigo Fernandez de la Garza "Fo" Cuando Paul Banks pisó la Ciudad de México por primera vez con su alter ego solista Julian Plenti, la presentación no fue tan afortunada. Más que gusto, parecía tocar por obligación y su acto demostró cierto displacer al estar en el escenario. El álbum que traía era Julian Plenti is Skyscraper, un debut formado con las canciones que había escrito por su parte incluso antes de su exitosa historia con Interpol. Para este regreso, Paul llega en un contexto extraño respecto a la banda, aunque con la madurez alcanzada y capacidades mejor aprovechadas, hace un show con mayores cualidades a resaltar, que críticas.

Lo mejor del concierto fue la comodidad con que Paul Banks se comportó sobre la tarima; interactuó constantemente con su público, sonreía mientras se comunicaba en español, además de presentar en momentos indistintos a los integrantes de la banda que le acompaña. Ese comportamiento mostró una de las mayores cualidades que Paul tuvo al lanzar su segundo solista (Banks, 2012): la liberación de máscaras o alter egos que limitaron los intereses musicales de su trabajo.

Desde su inicio con “Skyscraper” hasta su cierre con “Games for Days”, Banks mostró con claridad su habilidad con la guitarra, incluso para dar paso a temas instrumentales como “Lisbon”; que explotan la prioridad de hacer que la música sobresalga. El sonido de El Plaza fue excelente –como en la mayoría de las ocasiones que hay un acto en ese venue- y aunque corto, el concierto entregó exactamente lo que debía por espacio de una hora y media.

En cuanto a factores incómodos, realmente no hay mucho de lo que se pueda comentar como molestia. Estaba demasiado lleno y atascado de fans que a la primera palabra en español sentían que Banks les hablaba directamente a ellos; en muchos casos, seguidores que esperaban que Paul saliera tocara alguna canción de Interpol o que simplemente, estaban ahí porque “debían estar ahí”. El concierto inició poco después de las nueve y terminó cerca de una hora –hora y media- después con gran agilidad y sin puntos de cansancio o aburrición.

Los mejores momentos ocurrieron cuando, al salir Banks, se dirigió al público y lo recibieron con mucha euforia, a lo que el cantante sólo podía responder con una abrumada y sincera sonrisa. El combo que inició el concierto con “Skyscraper”, “Fun That We Have”, “I’ll Sue You” y “Only if You Run”, marcó el paso para que la selección de canciones sostuviera toda la presentación sin problemas. Tras llegar al encore, sonó “On the Esplanade”, canción que provocó una escalofriante sensación de calidez y confianza que solo cuando fue seguida de “Games for Days”, dejó liberar la energía concentrada en tan emotiva versión.

Del nuevo álbum, destacaron los momentos donde “Young Again”, “The Base” o “Summertime is Coming” sonaron para complementar con éxito lo que ya se conocía del primer trabajo solista de Banks. La banda que hacía perfecto conjunto con Paul incluía entre sus integrantes a Brandon Curtis, quien antes pertenecía a los Secret Machines y que eventualmente se convirtió en integrante de apoyo para Interpol.

Se agradece que para esta ocasión, Paul llegara en actitud más accesible y cercana a su público. Ese factor fue el que dotó a los asistentes de una buena actitud para escuchar algo que no les resulta tan familiar en un principio. El resultado fue redondo: una presentación llena de gente que aplaudió y vitoreó al músico que tanto admira, así como un protagonista agradecido porque el público que lo recibe, le ofrece la misma entrega que le exige. Si Paul Banks decidiera en este momento abandonar Interpol, tal vez no sería la mejor decisión, pero seguro encontraría el modo de mantenerse vigente y sobre todo, de regresarle algo al público que le dio la confianza por intentarlo.

 

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