(foto The Guardian )
Por Elías Merlo @_EliasMerlo
Las respuestas inmediatas por parte del gobierno francés a los atentados perpetrados por el grupo terrorista Estado Islámico en París el viernes pasado no se han hecho esperar. Como una suerte de rebatinga vimos al presidente François Hollande declarar una "guerra sin tregua" ante el parlamento galo contra el ahora también denominado Daesh, con medios militares en posiciones claves de esta organización terrorista y al interior de su país con una reforma constitucional que refuerce la seguridad.
Pareciera que desde la perspectiva de los gobiernos en pugna únicamente existen dos caminos para hacer frente a esta problemática; el primero, sería continuar con los bombardeos en las zonas de influencia claves del Daesh, lo que invariablemente atiza el conflicto y la aversión al islam y sus practicantes en los países occidentales. Este avivamiento del conflicto es, para este que les escribe, uno de los primeros eslabones en la cadena que conduce a la segregación de ciudadanos musulmanes en estos países; lo que puede provocar una desvinculación con ese mundo ajeno llamado occidente. El segundo camino sería el de "no hacer nada" y dejar las cosas como están. Esta última es la menos probable ya que permitiría que estos grupos terroristas fundamentalistas continuar masacrando a las personas que denominan "infieles". ¿Pero es acaso el bombardeo, con muertes de inocentes de por medio, la única solución viable a este problema? Yo pienso que no.
Haciendo un análisis de facto y en retrospectiva, catorce años de combate frontal y bélico contra el terrorismo no han evitado los atentados de París hace una semana. Son catorce años de bombardeos prácticamente ininterrumpidos en Medio Oriente en los que también han muerto miles de civiles inocentes. Pienso que arrasar con Siria a base de bombardeos no es más que repetir los errores que sucedieron al 11 de Septiembre.
Sin embargo en el mundo han surgido algunas respuestas alternas que buscan terminar con el Estado Islámico y conseguir una "paz duradera". Una de estas respuestas alternas es la que el partido español de izquierda Podemos presentó hace unos días al no sumarse al "Pacto Antiyihadista" que firmaron y promovieron algunos partidos políticos ibéricos luego del ataque al semanario Charlie Hebdo en enero de este año; cabe destacar que por no sumarse a este pacto el partido encabezado por Pablo Iglesias fue vapuleado por todos los partidos. En esta contrapropuesta se tiene contemplado un "Consejo de la Paz" mismo que incluiría una agenda basada en 7 puntos, entre los que destacan: Cortar las vías de financiación y abastecimiento logístico del Estado Islámico, Neutralizar las redes de captación y adoctrinamiento del Estado Islámico, y Apoyar a las fuerzas democráticas en el mundo árabe.
Con esto no quiero decir que la intervención militar sea una estrategia fallida, pero definitivamente no es la solución definitiva. Al ser esta una realidad multidimensional complejísima, la respuesta por parte de los gobiernos en pugna debe ser igualmente multidimensional e inédita. Y no la veo aún.