“Off the road” y una carrera ensoñadora
Se abren largas carreteras, rodeadas de los colores del desierto. “Este rincón escondido donde el sol pega más duro”, y también hay sueños. Off the road, primer largometraje de José Perman, nos conduce al Valle de Santo Domingo en Baja California Sur a la espera de la carrera que más ilusiona a sus habitantes.
Acompañados de un trío de banda –Los Inalcanzables de La Baja–, con sus cantares nos adentran en los preparativos y esperanzas alrededor del evento. Vemos que también de este lado hay quimeras.
“Antes había discos, bares, había cine. Aquí había billete”, señala uno de los pobladores al contrastar las condiciones actuales del lugar. El algodón era el oro blanco del valle, ya no más, se acabó el trabajo.
Siguen teniendo los atardeceres que acompañan la llegada de la Baja 1000, la carrera de coches más larga del mundo, 1000 millas de camino por la punta del país. Día en que estadounidenses cruzan la frontera como espectadores y participantes, conviertiendo al evento en un beneficio económico para los poblados que rodean el camino.
Perman introduce a Rigoberto Castro y a su hija Daniela, quienes participan con el “Toyotín”, un coche arreglado por ellos, en la carrera local Coyote 300. Rigo siempre ha tenido el sueño de correr las 1000 millas, el cual ha heredado a su hija. Éste es un deseo frustrado, pero entre los dos, junto con su esposa y amigos, se dedican a grabar el gran recorrido. Sus ahorros fueron invertidos en equipo de cámara que capta el pasar de los coches por segundos, segundos en los que la utopía es posible.
Desaparecen en el polvo los veloces vehículos. El antropólogo francés Marc Augé ve los no-lugares como resultado de la modernidad. Un espacio creado sólo para uso temporal, expira, y es anónimo. Al mismo tiempo, es un espacio de tránsito y de flujo. Así se experimenta el Valle de Santo Domingo, como un pasajero que alcanza a ver por unos segundos la vida de los habitantes mientras viaja por la carretera.
“Quiero saber qué hay más lejos de estas montañas y valles. Quiero dejar una huella que no se borre en la arena”, cantan Los Inalcanzables al ritmo de un corrido.
En una de las paredes que dividen a México de Estados Unidos, se lee: También de este lado hay sueños. Los anhelos que aún no han abandonado el país, dreamers locales que nacen aquí y se quedan aquí. Off the road, entre coches fugaces, planos panorámicos y un desierto infitio, muestra que en este pequeño poblado, hay espacio para grandes sueños.