“Si no está hecho por Dios, probablemente está hecho en China.” Como mexicanos, tendemos a portar una serie de prejuicios acerca de ese lejano y exótico país: “Son unos bárbaros y cochinos que comen perro y hacen de la banqueta su baño público. Por si fuera poco, sus baratijas sacan a los demás de la competencia, aun cuando el país no ha hecho nada de calidad desde la Gran Muralla China.” Esto diría el ciudadano promedio. Sin embargo, sabemos que el resto del mundo tiene prejuicios iguales o peores acerca de México. Por eso, podemos intuir que ésta es una mirada superficial. En realidad, China y México son más parecidos de lo que uno podría creer.
China está teniendo un verano terrible, incluyendo la pérdida de un barco que tomó la vida de más de 400 personas, inundaciones que han causado decenas de muertes, la devaluación del Yuan y, para acabarla, la peor explosión accidental que se ha visto en años.
El pasado miércoles, rondando la media noche, hora local, dos explosiones masivas se desataron en la zona industrial de Tianjin, China, ciudad portuaria a pocos kilómetros de Beijing. La detonación accidental ocurrió como resultado de un incendio en un almacén lleno de químicos peligrosos. Hasta ahora se han registrado 114 muertes y 95 desaparecidos, la mayoría bomberos que se encontraban apagando el incendio inicial. Además, 722 personas se encuentran hospitalizadas, 58 en condición crítica.
Quienes vivieron la catástrofe provocada por el terremoto del 85 en la Ciudad de México hace casi 30 años saben lo que es enfrentar momentos de pánico al no encontrar a sus familiares o al perder sus hogares. Por esta razón, es plausible encontrar un poco de solidaridad hacia una nación en estragos. Ésta es la situación actual de miles personas quienes resultan ser bastante similares a nosotros. Aquí una serie de paralelismos que lo demuestran:
“Los chinos comen perro, ¡qué horror!”
Cada año durante el solsticio de verano comienza el Festival de Carne de Perro en la provincia Guangxi, al sur de China. Para esta celebración se cocinan aproximadamente 10,000 perros y, por si fuera poco, en cualquier época del año se puede encontrar esta carne en restaurantes. Los perros normalmente se crían en granjas para ser consumidos, como cualquier otro tipo de ganado. Sin embargo, se han escuchado casos de robo de mascotas para ser consumidas.
Esta práctica únicamente se puede encontrar al sur de China, donde comer carne de perro se considera una tradición. El país se encuentra dividido ya que solamente esta zona aprueba la práctica, mientras que el resto de los ciudadanos la condena como retrógrada y cruel.
¿Suena familiar? En México, la tauromaquia también produce un debate entre el respeto a la tradición y la crueldad contra animales. Como en China, el gobierno no ha hecho esta práctica ilegal por lo difícil que es lidiar con el tema. Como muchos mexicanos, la mayoría de los chinos están de acuerdo que consumir carne de perro es una actividad atroz.
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“¡Son comunistas! ¡Cuidado!”
Otra semejanza con nuestro país se puede encontrar en la corrupción y abuso de poder que yace en el gobierno. La estructura gubernamental China, aunque se aleja de un comunismo tradicional debido a las reformas Maoístas, está controlada por el Partido Comunista, el cual es el único en existencia y poder. El gobierno se divide en ramas pero el partido se encarga de elegir a prácticamente todos los miembros con influencia.
Hoy en día, el pueblo chino opta por no hablar sobre política. La corrupción es un secreto a voces y los ciudadanos no se quejan porque la realidad es que el gobierno hace muchas cosas buenas por su país. La pobreza ha sido reducida de un 68% en 1970 a un 10% en el 2003. Además, el gobierno impone medidas para apoyar la economía, las cuales son sumamente efectivas. Por ejemplo, durante tres meses se impone el llamado Bloqueo de verano que consiste en dejar de transmitir películas extranjeras en los cines para ayudar a la industria cinematográfica china, algo que, sin duda, ayudaría a la industria mexicana.
La diferencia principal con nuestro país es que recientemente hemos levantado la voz contra el gobierno, aunque esto no cambie mucho. Después de tanto años en un régimen unipartidista, es evidente que hay grandes similitudes entre las injusticias que viven los mexicanos y los chinos. Otra disparidad, sin embargo, es que el gobierno mexicano es muy ineficaz. Mala suerte para nosotros.
Taylor Swift es grande en China
La China actual ha sufrido una occidentalización masiva. Tristemente se puede observar un tangible rechazo a su propia cultura y un deseo por pertenecer a la americana. Curiosamente, la mayoría de los chinos portan ropa con frases en inglés, muchas de las cuales ellos mismos no entienden. Además, los músicos y películas americanas son las más populares en el país, eclipsando a cualquier artista local.
Esto mismo se puede ver en México, especialmente en el cine. Ambas culturas, junto con el resto del mundo se ven dominadas por los medios en inglés. Lo interesante es que uno pensaría que China, principal rival económico y supuestamente cultural de Estados Unidos, lograria evitar su influencia. Durante el Bloqueo de verano, muchos chinos recurren a la piratería para encontrar contenidos occidentales y verlos en la pantalla de su teléfono mientras viajan en metro.
Ellos no hablan chino, ni nosotros hablamos mexicano
Como México, China es un país de gran extensión y variedad climática. Por esta razón, la diversidad cultural dentro del país es aún mayor que la mexicana. En China continental se reconocen 55 diferentes etnias, cada una con una cultura y apariencia diferentes (porque sí, efectivamente, hay diferencia entre los chinos). Sorprendentemente, las personas de Hong Kong o el sur de China no se pueden entender con las de Beijing o Shanghái ya que las primeras hablan cantonés y las segundas mandarín.
De la misma manera que en Oaxaca, Yucatán, San Luis Potosí y Sonora hay diferentes culturas, China tiene diferentes dialectos locales, vestimenta y tradiciones tales como el Festival de Carne de Perro. Tal vez no estemos de acuerdo con todas las tradiciones indígenas en México pero debemos aceptar nuestra diversidad cultural.
¿Son barbaridades o falta de educación?
Otra similitud demográfica se puede encontrar en la cantidad de comunidades rurales que viven en la pobreza. Aunque el gobierno haya reducido el porcentaje de chinos en pobreza extrema, cualquier ciudadano admitirá que casi un billón de individuos viven en malas condiciones. De cierta manera, esto le conviene al gobierno. La mano de obra barata tiene que venir de algún lado y, ¿quién se va a poner a plantar todo el arroz que consume el país?
Lo mismo ocurre en México, donde ya no es sorpresa escuchar que la mitad de la población es pobre. En ambos países, la raíz del problema es educativo. En China, las escuelas rurales son escasas y las que hay no tienen ni bancas, ni pizarrones. Aun en las ciudades, aunque las escuelas públicas son de calidad, solo un pequeño porcentaje de los alumnos logrará ser admitido a la universidad y, usualmente, éstos son los que pueden pagar clases extracurriculares y tienen contactos.
A fin de cuentas, los chinos que escupen en la calles y dejan que sus hijos hagan sus necesidades en la banqueta son vistos como carentes de educación. Sí, esto es un problema pero es uno con el que estamos bastante familiarizados.
Cuando ocurren desastres en China, el mundo suele no preocuparse y bromear por el hecho de que son la población más grande del mundo. Sin embargo, cada chino puede ser una persona inteligente, trabajadora y con una cultura de salud impresionante. Bastante nos parecemos y, en lo que no, podemos aprender mucho de ellos.