La muerte es la respuesta definitiva: Ulay, el adversario de los límites físicos hasta el final de sus días
“La muerte es la respuesta definitiva. Pero la vida es absoluta”.
Ulay
A la edad de 76 años Frank Uwe Laysiepen, conocido simplemente como Ulay, falleció el día de hoy, martes 2 de marzo, en Liubliana (Eslovenia) después de una larga lucha contra el cáncer linfático que le aquejaba.
Sus primeros pasos como artista, se dieron gracias a su gran talento en la fotografía, misma que lo llevo entre 1968-1971 a convertirse en asesor de la marca fotográfica Polaroid, años en los que experimento con películas y cámaras que la compañía le proporcionó. Durante aquel momento, Ulay centró su trabajo en el cuerpo y su identidad, primero desde un nivel personal, para luego llevarlo a la concepción del lugar que ocupa dentro de la comunidad, mediante aforismos y su inminente acercamiento al performance.
Gracias a su talento fotográfico, cuestionó los límites físicos del cuerpo, exponiendo las nociones de género y la fluidez entre hombres y mujeres, principalmente mediante las colaboraciones que llevó a cabo con la reconocida artista serbia Marina Abramović, quien también fue su pareja sentimental durante más de una década. En su etapa artística al lado de Abramović crearon 14 piezas de performace dedicadas a romper cada uno de sus miedos y egos, en la búsqueda de convertirse en una sola fuerza artística.
Pero dos piezas que serán siempre recordadas son: la primera “The Lovers”, que se llevó a cabo en 1988, ante su inminente ruptura sentimental con Marina, cada uno empezó a recorrer la Muralla China desde cada uno de sus extremos. Ulay desde el desierto de Gobi y Abramović junto al Mar Amarillo. Encontrándose justo en el medio de la muralla y sin mediar palabra solo se despidieron, dando fin a su relación sentimental de 12 años.
La segunda es quizás una de las más emotivas, llevada a cabo en el 2010, cuando Mariana Abramović presentó su pieza “The Artist is Present” en el MoMA de Nueva York, en la que la artista, permaneció sentada sin decir palabra alguna, frente a otras personas mirándose fijamente a los ojos. Cientos de fanáticos pasaron horas formados, para sentarse unos segundos frente a la artista. Una pieza de fuerte carga emocional, que logró conmover a los asistentes y a la propia artista al punto de las lágrimas. Y que llegó a su punto culminante cuando Ulay hizo su aparición frente Abramović, una vez más, sin mediar palabra alguna se miraron después de décadas de no hablarse hasta romper con la formalidad del momento, tomarse de las manos y derramar algunas lágrimas.
Siempre provocador
Después de su ruptura con Abramović, Ulay retomo su carrera como fotógrafo y asesor en Polaroid, experimentando con una cámara que producía imágenes de gran formato llamadas “Polagram” centrando su crítica en la sociedad actual, abordando temas como el nacionalismo y su simbología. Siempre propositivo y provocador Ulay, dedico los últimos años de su vida artística a la impartición de talleres, conferencias y actuaciones que buscasen hacer conciencia respecto a la conservación del agua.
En 2012 Ulay fue diagnosticado con cáncer linfático, hecho que quedo plasmado en el documental “Project Cancer: Ulay´s Journal from November to November”, que registro el tratamiento y modo de vida de Ulay durante su quimioterapia. En 2017 volvió a reencontrarse con Marina Abramović para la cinta “La historia de Marina Abramovic y Ulay”, que revela pasajes de su relación sentimental y su trabajo artístico en conjunto.
Ganador del Lifetime Achievement Award en el Biographical Film Festival, algunas de sus instalaciones más reconocidas son “Can't Beat the Feeling: Long Playing Record” y “Bread and Butter” y “The Delusion: An Event about Art and Psychiatry”. Su trabajo artístico por más de medio siglo, es considerado uno de los más importantes en materia de identidad del cuerpo y las formas en que podrían alterarse mediante perforaciones, adornos, símbolos o transgresiones a las que está expuesta la piel. Ulay también es considerado el pionero de la fotografía del performance. Logró captar la identidad a través del cambio, de esta forma exploró subjetiva y narrativamente el papel del género social, mediante autorretratos y fotografiando a transexuales, travestis e indigentes.
La piel conformó un límite natural para el artista, que siempre buscó romper su identidad. Una serie de autorretratos con fotografías Polaroid, dividida en 11 partes llamada Gen. E. T. Ration Ultima Ratio (1972): Ulay, que llevó al artista a tatuarse dicho título en su antebrazo izquierdo y que posteriormente removió un cirujano. A lo largo de su trayectoria también colaboró con artistas de la talla de Paula Françoise-Piso y Jürgen Klauke, entre otros. Su talento y trabajo vivirán por siempre.