Tuvieron que pasar 20 años para que algún empresario mexicano preguntara ¿Y por qué no traemos a Morcheeba este año? Y éste, fue justo el momento perfecto para que los hermanos Godfrey con la vocal Skye Edwards vinieran a la ciudad como si nunca se hubiesen separado. Claramente no se equivocaron, ya que el Plaza Condesa estaba ocupado al borde de su capacidad con personas en el rango de los 23 a los 40 años. Generaciones que a pesar de estar tan separadas fueron atraídas en algún momento, por la seductora voz de Skye y por los múltiples géneros con los que la banda ha experimentado como el trip-hop, r&b, algo de rock, blues y downtempo. Con peinado de los cincuenta, pero con una aportación de estilo contemporáneo,la noche del viernes 14 de noviembre del 2014, Skye salió al escenario vestida totalmente de blanco para empezar el concierto con "Trigger Hippie" (uno de sus sencillos más famosos en su debut en 1996), el cual dio pie a que nuestra atención se centrara en el escenario. Colores como el rosa, blanco y naranja, fueron los encargados de darle movimiento e intimidad al concierto, pero fue la personalidad femenina, seductora y tierna de Skye, la que nos envolvió en la tranquilidad y suavidad del momento.
A pesar de haber sacado un álbum el año pasado (Head Up High) Morcheeba se mantuvo con un setlist lleno de éxitos previos como "Otherwise", "The Sea" y "Blood Like Lemonade". Pensamos que sólo escucharíamos las canciones que han hecho a lo largo de este tiempo, pero repentinamente dieron un giro y empezaron a hacernos parte del concierto. Nos platicaron un poco acerca de ellos, nos hicieron prender las luces de nuestros celulares para moverlos como encendedores y coreamos al ritmo de las canciones en que nos lo pedían. Esto ayudó a relajar el ambiente y hacernos querer escuchar más de lo que traían para nosotros, pero lamentablemente el tiempo no fue suficiente y empezábamos a escuchar lo que sería el final de la primer parte con "Rome Wasn't Built in a Day"
Los aplausos, gritos y chiflidos fueron suficientes pero largos, para que los cinco integrantes que conformaron el live act de Morcheeba decidieran salir de nuevo.
Regresaron con una versión acústica de "Over and Over" y cerraron definitivamente con "Let Me See"; y podemos decir que esos 20 años valieron la espera. La perfección del sonido que la batería, el bajo, el teclado, la guitarra y una exquisita voz hacían, nos mantuvo sin palabras, pero con la libertad de dejarnos llevar por la sensualidad y ligereza que se sentía entre nosotros. Una experiencia que pocos podemos explicar, una noche en donde a pesar de estar alrededor de la gente, logramos diferenciarnos al crear un espacio propio y único, una noche en que pudimos compartir el mismo sentimiento dentro de un mismo lugar.
Jimo Stephano @jimostenes