Si algo caracteriza al Mórbido Fest es su gran capacidad para asimilar propuestas que podrían desbordar su canón. Arriesgadas son las apuestas que se presentan en pantalla, cintas que abordan el terror-horror y la fantasía desde diferentes trincheras y perspectivas. Ejemplo de lo anterior, fueron las presentaciones de Mohawk y Replace, dos filmes que lejos de presentar clichés del género ofrecen narrativas diferentes a un público ávido de experimentación y reinterpretación.
Uno de los rasgos representativos del ser humano es su tendencia hacia la violencia y el recurrente miedo que profesa hacia lo desconocido, por ende, fobia hacia lo”otro”, lo disímil. Ted Geoghegan (director y mente maestra detrás de Mohawk, en conjunto con el novelista y guionista Grady Hendrix), consciente de esta situación sitúa su historia en un marco temporal sui generis: el final de la Guerra de 1812, que enfrentó a norteamericanos y británicos por los territorios de la ribera del Hudson y el sur de Canadá, es decir territorio de la Nación Iroquesa, conglomeración de tribus que aglutinaba entre otros a los indios mohawks. Es en este marco que Geoghegan coloca a sus personajes en una situación que tiene reminiscencias a El último de los mohicanos (1992, Michael Mann), sin embargo con un toque sobrenatural que culmina en una estrepitosa venganza.
Oak (Kaniehtiio Hornes) es una joven mestiza-iroquesa que viaja y se desenvuelve entre los grandes bosques que franquean los límites de EUA y Canadá, territorio de su tribu, en su odisea se encuentra acompañada por Joshua (Eamon Farren), un joven británico que tiene como misión ganar la simpatía de los indios para reclutarlos a las filas de la armada británica, y Calvin Two Rivers (Justin Rain), un aguerrido efebo mohawk. Este singular grupo mantiene una relación especial, son amantes. El triángulo amoroso comienza a desintegrarse cuando Calvin, llevado por la ira, decide asesinar a mansalva a los residentes de un fuerte militar estadounidense, la cacería por parte de un batallón de despiadados y hediondos soldados yanquis comienza y culmina en un baño de sangre.
Oak se erige como personaje principal y motor de esta historia de venganza con tintes sobrenaturales, como toda mujer mohawk es fuerte, intrépida e inteligente. El director, presente en la función, mencionó que su cinta es netamente anti-Trump, ya que muestra de manera cruda el poder corruptor de la invasión beligerante y la fobia hacia lo diferente e incomprensible (características encarnadas por el sádico teniente Hezekiah Holt, bien interpretado por Ezra Buzzington).
Con un presupuesto inferior a los 400.000 dólares, Ted Geoghegan supo contar una historia ágil, cruenta y de sumo atractivo visual, ya que fue filmada completamente en exteriores en los grandes bosques del norte de Nueva York. Producción sin grandes aspiraciones que demuestra que se puede hacer mucho con pocos recursos y de paso sacar del ostracismo a un valeroso pueblo como lo es el mohawk. Como dato adicional, la cinta está dedicada a todos los pueblos indios en pie de lucha, especialmente a los que participan en la defensa de su territorio en Standing Rock.
Una de las invitadas especiales, homenajeada además, que engalanaron la alfombra roja de Mórbido Fest fue, sin lugar a duda, Barbara Crampton. La baronesa del terror trajo consigo su más reciente film: Replace, dirigido por el cineasta alemán Norbert Klein. Los asistentes a la función de estreno tuvimos la fortuna de contemplar y escuchar a la señorona Crampton, entre otras cosas habló de su experiencia dentro del filme y las gratas coincidencias que desembocaron en su invitación y posterior desembarco en México.
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La sociedad posmoderna se caracteriza por rendirle un culto excesivo a la belleza. La estética, centrada en el atractivo físico de los seres humanos, ocupa un lugar primordial en el imaginario colectivo. La obsesión por conseguir la eterna juventud es un tema que lleva siglos latente en el seno de la humanidad. Klein se encarga de contar la historia de una joven hermosa de nombre Kira (Rebecca Forsythe), que sucumbe ante episodios de amnesia recurrente, pero, sobre todo, la invade una comezón enfermiza que se adueña poco a poco de su piel, convirtiendo su lozanía en una costra repulsiva. Crampton se luce frente a la cámara al encarnar a la fría doctora que se encarga de ofrecer tratamiento a la horrorizada y putrefacta joven. La peripecia ofrece una serie de vuelcos que se concentran en explicar la extraña enfermedad que atormenta el cuerpo de la protagonista y las consecuencias que devienen a raíz de la búsqueda por conservar el atractivo físico a toda costa.
Inscrita dentro del sumamente explotado body horror, Replace es una producción que escarba dentro de uno de los grandes tópicos de la humanidad posmoderna-capitalista. Es una crítica mordaz al establishment de la industria de la belleza y a la voraz maquinaria farmacéutica que la mayor parte de las veces trabaja sin escrúpulos y sin ética.
La fotografía, el montaje y el guión son demasiado efectivos, es una producción amena que mantiene al espectador a la expectativa del metraje. Los amantes de las tripas, las atmósferas lúgubres-sombrías y la sangre se verán complacidos con las escalofriantes escenas donde se rebana piel como receta para la eterna juventud.