En La Haine (1995), se cuenta la historia de un hombre que cae de un piso 50 quien, mientras va en su descenso, se repite una y otra vez para tranquilizarse: ‘Hasta ahora todo va bien. Hasta ahora todo va bien. Hasta ahora todo va bien’. Sin embargo, se hace la reflexión final de que lo importante es el aterrizaje, no la caída. No obstante, en los shows de Moderat, la idea va al revés: hay una beatitud en la caída libre que nos va marcando la música y que nos va sumergiendo al abismo sonoro de este trío berlinés.

La espera fue poca en comparación con ver a Sebastian Szary, Gernot Bronsert (Modeselektor) y Sascha Ring (Apparat) en el escenario GPI de la décima edición del festival AXE Ceremonia. Simbiosis podría ser una palabra para describir la presentación. No sólo por ver a Gernot Bronsert tocando su equipo junto a Sascha Ring, pareciendo ambos como científicos locos experimentando en su propio laboratorio sonoro, sino también por la fuerte relación entre los visuales y la música.

La experiencia cinemática es algo que termina por inmiscuirnos dentro del mundo de Moderat. De cierta manera, es ver cómo la música se expresa y se comporta mediante distintos elementos. En una ocasión vimos a animales marinos formarse con arte ASCII o también se nos presentaron texturas frías y rocosas, así como lluvias de puntos luminiscentes y loops hipnóticos de ciudades antiguas.

Sebastian Szary, Gernot Bronsert y Sascha Ring no sólo transmiten su sonido, sino que, a la vez, van sincronizando ellos mismos las luces y las imágenes, sumergiéndonos en momentos de calma y elevación para caer en aquellos momentos de velocidad e intensidad que hacían vibrar todo nuestro cuerpo. En esta ocasión, este espectáculo hipnótico vino acompañado de canciones de su más reciente disco, MORE D4TA (2022) y del álbum III (2016) como “Running” o “Reminder”.

El show finalizó con una ronda de aplausos que le daban la bienvenida a una de las canciones más estimadas por sus fans de Moderat, “A New Error”, cerrando la presentación con una última elevación sonora, que pronto nos haría caer acompañados por el sonido de los sintetizadores. Pero, en este caso, el acto de ir cayendo, es mucho más impactante y relevante que el mismo aterrizaje al finalizar el show y llevándose consigo la fantasía electrónica de ver un concierto de Moderat.

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