Desde 1930 cuando nacieron los mundiales, ningún país había repetido como sede, hasta que para 1986, la FIFA le otorgó a México la organización por segunda vez. Se respiraba futbol y fiesta en una edición donde Pique, la “Chica Chiquitibum”, la famosa “ola” y la canción interpretada por los seleccionados traspasaron fronteras. Fue el Mundial de Argentina y de Diego Armando Maradona, quien nos regaló dos jugadas que quedaron marcadas en la historia del futbol: La mano de Dios y el gol más hermoso del mundo, cuando desde media cancha dejó en el camino a cinco ingleses.
México 86 fue de los mundiales más alegres de la historia, aunque no para jugadores como el uruguayo José Batista, quien logró un récord al ser expulsado con 56 segundos en el encuentro ante Escocia.
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