El lago de los cisnes es uno de esos grandes clásicos que debe de tocarse con pinzas. Su belleza estética y sus imponentes roles son ejemplares en el mundo de la danza. Un cisne blanco que evoca pureza y un cisne negro que transmite pasión. Con LAC, Jean-Christophe Maillot, director de la compañía Ballets de Monte-Carlo, se atreve a quebrar la estructura: a renovar un ballet que ha prevalecido desde 1877. Todo esto con la finalidad de adecuarlo a una época más contemporánea para que los jóvenes se adentran al mundo de la danza.

Maillot menciona que cada coreografía es personalizada de acuerdo al bailarín, pues cada uno presenta aptitudes diferentes. Resulta una tarea difícil cuando se cuenta con un elenco de 20 nacionalidades distintas. Coreógrafos como Marius Petipa o Lev Ivanov, genios de su época, nunca hubieran imaginado darle al bailarín la libertad de un rol personalizado. Antiguamente, los roles se pensaban como un ideal para bailarines profesionales. El director espera que a partir de esta personalización, se conecte de una manera más honesta con el público, con la verdadera esencia de quien baila.

Esta nueva propuesta ha sido criticada de forma negativa, especialmente por medios estadounidenses como el New York Times. Lejos de que parezca una molestia para el director, a él le gustan estas críticas, pues reafirma la idea de que entre Estados Unidos y Europa aún se piensa diferente.

LAC se presentará durante el Festival Internacional Cervantino los días 11, 12 y 13 de octubre en el Auditorio del Estado a las 20:00. Contará con la presencia de la princesa de Monaco, por lo que se prohíbe tomar fotos. Para aquellos que gusten de la danza contemporánea, será una experiencia única. Pocas son las veces que tenemos la oportunidad de admirar a una de las mejores compañías de danza contemporánea en el mundo.