Por: Lorie Fernández (@sommerprossig)
Una cinta de 2003 dirigida por Stuart Gordon, "Asesino por naturaleza" (King of Ants) narra la dura vida de Sean Crawley (Chris McKenna), un pintor que se convierte en un frío asesino a sueldo. Este es contratado para asesinar a un inspector por $13.000 USD, para sorpresa de todos Sean lo asesina, pero lo que él no sabe, es que no esta en los planes de su nuevo jefe el que reciba su paga.
Su empleador quiere cuentas claras, pero es necesario deshacerse de Sean, por lo que sólo él puede salvar su propio pellejo sin embargo es atrapado, torturado y humillado. Engañado y con el cuerpo hecho polvo Sean decide realizar una brutal venganza. Ojo por ojo, diente por diente. Todo perfectamente planeado, hay nuevas víctimas en su lista.
Asesino por naturaleza es una película thriller que no cae en lo desagradable. En este filme, los compromisos sin esfuerzos no son bienvenidos, por el contrario, Stuart Gordon muestra sus raíces sangrientas. Con sudor en la frente, uno debe adaptarse a los castigos que Sean Crawley sufre con un palo de golf, sin embargo, más allá de su violencia, la cinta funciona sorprendentemente bien.
Stuart Gordon realizó este filme con la intención de crear un suspenso nihilista que, inicialmente, fue rechazada a causa de los años de estudios del estado de ánimo sombrío. A pesar de su presupuesto mínimo, se trata de un éxito, no sólo por el drama de suspenso, sino que además no deja nada qué desear.
La historia cuenta con una serie de giros inesperados, y el guión intenta despejar el realismo y la sinceridad, puesto que existen toques de humor negro que no se excluyeron.
A pesar de que hay algunos factores que deben pasarse por alto, Asesino por naturaleza es una cinta que, sin dudas, sorprende.