"Pasto verde": rock & roll, rebeldía, psicodelia y muchachada

"No,no,no, tenemos que aullar que gritar que aullar como Ginsberg como Norman Mailer como Kerouac como William Burroughs tenemos que aullar, aullar, aullar y como estoy eufórico pongo un disco de Los Beatles y sigo chupando y bailo como loquito solo al rato trueno, toc y al piso".

Parménides García Saldaña

1968, año de muchos contrastes, luz y sombra, esperanza y desilusión. México lidiaba con el terror y la pesadumbre de Tlatelolco. Estados Unidos se encontraba en un atolladero en la exótica y terrible selva vietnamita. Cientos, tal vez miles, de jóvenes murieron en vano. A pesar del desolador clima que enrarecía el aire, millones de adolescentes luchaban por un mundo mejor. Poco a poco el aroma de la esperanza comenzó a flotar en el aire.

Comunas, cooperativas, lucha por los derechos civiles, contracultura, jipismo, amor libre, liberación sexual, rock & roll, psicodelia y mariguana. Las puertas de la percepción se abrieron de par en par. Inconformes, rebeldes y con sus mochilas llenas de sueños, los jóvenes salieron a la calle, en el camino pregonaban el evangelio del amor.

Se internaban en la infinita profundidad del desierto, en medio del bosque corrían desnudos en comunión con la naturaleza, anhelaban encontrar la iluminación, seguidores de las enseñanzas de Don Juan y de los sabios orientales. Aguerridos, contestatarios y organizados, marchas, huelgas, revueltas, constante movimiento. Había sueños… Make love, not war.

https://www.youtube.com/watch?v=6vVZP2T60wI

Mientras tanto, en la ciudad de México un espigado, estrambótico, locuaz y talentoso joven llamado Parménides García Saldaña, se encontraba por dar a luz a su primogénito literario: Pasto verde (1968, Diógenes).

Las obsesiones del buen Par se comenzaron a dibujar en su ópera prima: el adolescente como figura central, la música está omnipresente a lo largo de la narración. Desafía el status quo de la mojigata y moralina sociedad mexicana al escribir abiertamente sobre sexo y drogas, cuestiona fuertemente el papel pasivo de la mujer y su aspiración a formar una reluciente y aséptica familia tradicional. Instituciones políticas, religiosas, burócratas, banqueros, sacerdotes, el buen Par vapulea con humor y acidez a los presuntos pilares de la inmaculada sociedad mexicana.

"Yo no soy del pri porque las instituciones me enferman me enferma no sentirme libre y en la vida nena hay que ser libre libres como el viento libres como los pájaros y las abejas y los árboles y las flores las instituciones asesinaron a Cristo nena que predicaba el bien el amor el cielo la vida y los estoy viendo a ustedes banqueros comerciantes licenciados en derechos militares pelusarios los estoy viendo crucificar a Cristo"

Lejos de adornos lingüísticos o florituras gramaticales, Parme optó por usar lenguaje coloquial, el habla del barrio combinada con inglés y una andanada de palabras altisonantes, no podía faltar el sacrosanto albur. Los personajes de García Saldaña generalmente son unos marginados, el outsider como genio protagonista.

—Es que tengo complejos de puto y cada vez que veo a una ninfeta me aterrorizo Sadito pero para que no esté enojadito cuéntame de cuando te cogiste a Susana ¿ya practicaste el 69?

Epicuro, un muchacho clasemediero habitante de la venida a menos colonia Narvarte, es sobre quien apuntan los reflectores en Pasto verde. Apasionado, bohemio, bipolar, amante perpetuo de las nenas o ninfetas que encuentra a su paso, con el pisto y el toque permanentemente en la mano. Amante de Los Stones, Greatful Dead, Marianne Faithfull, Elvis, Bob Dylan, The Beach Boys, siempre en busca del punto para cotorrear y echar alcoholes. Sus intereses se reducen a discernir sobre literatura, música y la naturaleza de ser un adolescente con apetitos terrenales insaciables.

"Yo me llamo Epicuro y mi lema es mientras existimos la muerte no existe"

https://www.youtube.com/watch?v=u6d8eKvegLI

No obstante, sus viajes en busca del ligue, el pasón y la borrachera no son los únicos, Epicuro se encierra en sí mismo para divagar mentalmente y renegar de una realidad que lo asfixia y se le hace insoportable.

Yo no creo en la comunicación porque no creo en la gente, digo, yo creo en las personas, creo en Bob Dylan, creo en Mick Jagger, creo en Allen Ginsberg, creo en el Che Guevara, pero no creo en la gente. Para mí la gente es un fantasma, para mí la gente no existe [...]

https://www.youtube.com/watch?v=lM9BMVFpk80

Parménides García Saldaña-Epicuro, la comparación resulta inevitable. Pasto verde es punta de lanza en el movimiento ondero, la novela destila libertad sexual, refleja las ansias locas por comerse de un bocado el mundo y acallar los tambores de guerra y destrucción. Pasto verde abandera el amor libre y fugaz, enaltece el rock & roll a la altura de un evangelio, Jagger, Dylan, Presley son los apóstoles. Coger, echar desmadre, dar el rol y levantar muchas nenas. Amén.

"PASTO VERDE PASTO VERDE EL PASTO ES VERDE EL CIELO AZUL LAS NUBES BLANCAS LA LUNA ES BLANCA EL AMANECER ANARANJADO EL PASTO MENA ES VERDE EL COLOR DE LA SOLEDAD ES AZUL PERO EL PASTO ES VERDE NENA Y EL COLOR DEL CIELO AL AMANECER ES ANARANJADO ES ANARANJADO"

2016, relegado y a veces ninguneado por la Academia, las obras del buen Parme permanecieron muchos años empolvándose en librerías de viejo, inconseguibles en muchas librerías y en total ostracismo por la crítica especializada. Enhorabuena a la Editorial Viceversa por sacar a la luz las re-ediciones de: El callejón del blues y Pasto Verde. Larga vida al ondero por excelencia: Parménides García Saldaña.

"Fuera de mí, fuera de mí, fuera de mí, fuera de mí. Dentro de mi propia fantasía"

 

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