Por Melina Vázquez @melinavzb “[...] nada es, todo se otrea”.
Esa frase quedó perfectamente grabada en mi memoria cuando la leí en un video de YouTube de Yanko González, un poeta chileno. Automáticamente la resaltó mi marcatextos mental. Completa decía: “La belleza es griega pero la conciencia de que sea griega es mexicana, nada es, todo se otrea”. Me pareció de lo más acertado y además aplicable para muchas cosas, por ejemplo en el tema del racismo.
Para muchos, la palabra “racismo” se refiere únicamente a la discriminación hacia personas por su color de piel, o por tener características indígenas u orientales; rasgos de otredad. Sin embargo, el racismo ocurre “cuando se descalifica a las personas por su forma de vivir, por su apariencia física, sus costumbres o su color de piel”. A partir de esa definición, no es difícil notar que México clasifica como un país sumamente racista, ya que continuamente unas personas minimizan a otras, creyéndose superiores y atacándolas verbalmente, emocionalmente y hasta físicamente.
Claro que no es fácil escucharlo y mucho menos reconocerlo, pero es importante darse cuenta que el racismo no son sólo las historias terribles del Ku Klux Klan y de la Segunda Guerra Mundial: el racismo sucede ahora mismo. Es tenerle más confianza a la gente blanca que a la morena. Es usar “indio”, “negro” y “prieto” como insulto. Es no hacer nada ante las injusticias que diariamente viven mexicanos indígenas, sólo por ser indígenas. Es decir “chacha”. Es creer que la raza negra no existe en México. Es llamar “gato” a quien ofrece algún servicio. Es fotografiar a la gente al ir de visita a algún lugar (por ejemplo Chiapas) como si fueran cosas y no personas. Es descuidar al otro. Ese otro con quien compartimos el mismo espacio y tiempo, que nació de la misma forma que yo, que respira y siente, justo igual que yo.
Ante esta situación que afecta no sólo a México, sino al mundo en general, surge la campaña Lucha contra el racismo ahora, que pretende manifestar peticiones anti-racistas en los 20 países que participan en ella, el próximo 21 de marzo Día Internacional de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial.
El racismo nos concierne porque todos discriminamos o hemos sido discriminados. Y porque la discriminación en cualquiera de sus formas, violenta los derechos humanos de la gente. Todos somos diferentes y en eso, todos somos iguales. La realidad es que no se trata de ser mejor persona o ser condescendientes, es simplemente respetar al otro en su complejidad que no hace más que mantener diverso el mundo.
México exige solidaridad entre sus habitantes. Entre otras cosas, es alarmante que el Estado Mexicano no reconozca legalmente la existencia de los afrodescendientes mexicanos. Y que la gran mayoría de los medios empleen únicamente modelos o actores de tez blanca, como @sallesino tuiteó alguna vez: “Según la publicidad en televisión, los morenos somos un mito urbano”.
Los únicos con el poder de adjudicar bondades o maldades a las personas antes de conocerlas, somos nosotros mismos. “Nada es, todo se otrea”. Conozcamos al otro, pero sobretodo; respetemos siempre al otro. A estas alturas de la historia de la humanidad, ya debimos haber aprendido que creer que una raza es superior a otra, no trae nada más que desigualdad y mucho sufrimiento. Basta ya.