Los primeros cien días de Trump que no destruyeron al mundo

¿Ángel y demonio?, ¿bueno o malo? ¿Víctima de sí mismo o perfecto apostador de alto riesgo? El Presidente número 45 de los Estados Unidos de América, Donald John Trump asumió la presidencia de su país como ningún Presidente de nuestro vecino del norte lo había hecho: contra todo pronóstico, ante todas las polémicas causadas por él mismo -y su peculiar equipo-, contra todos los medios establecidos del planeta entero, con bajos niveles de popularidad, y lo peor, en medio de una aura de desesperanza apocalíptica que permea nuestros días con la amenaza nuclear más latente desde la crisis de los misiles cubanos hace cincuenta años.

En los primeros cien días de la administración Trump el mundo no se acabó como lo pensamos la mayoría. Todo lo contrario. El mundo entró de lleno a un nuevo orden, pero no al nuevo orden anhelado por las más altísimas cúpulas del poder, sino al de las consecuencias del mundo globalizado y la cuarta revolución industrial, la de las tecnologías de la información.

En cien días, Trump firmó las primeras órdenes ejecutivas, que parecen a la distancia paliativos obligados para cumplir las promesas de campaña. Es como si el Presidente Trump supiera que Obama Care no sería sustituido tal fácilmente, sin embargo, el candidato Trump sabía que los sectores olvidados de la población estadounidense tiene resentimientos contra todo lo que parece les ha quitado el sueño americano. Como empresario, satisfizo una necesidad al cliente.

Promesas de campaña que al parecer Trump sabía que no podría cumplir.

“Build That Wall!”

Cien días después del supuesto ascenso del anticristo mediático que construyeron las cadenas de medios, los mexicanos no pagamos ningún muro, y al parecer ni “el chapo” lo pagará. Un evento denigrante que unió a la radio juvenil mexicana para lanzar un mensaje de resistencia y dignidad, a través de “Aquí no es así” de Caifanes, evento que unió conciencias y sucesos que como mantra nos repitieron en redes y demás medios: el señor es un enfermo intolerante. Lo compramos. Pero no lo digerimos en el momento. La comida pesada es difícil de digerir, al igual que la información saturada.

No construimos ningún muro, no lo construiremos, pero al parecer el mantra de “Build That Wall” cantado en coro por springbreakers en las playas de Cancún, puede ser beneficioso para dos naciones, Israel, expertos en defensa y ataque anti y pro sionista, y nosotros, México, expertos en mano de obra barata y buenos materiales de construcción. En los tiempos de Trump, la crisis es oportunidad en sus más cercanas raíces etimológicas chinas, crisis es oportunidad , o en términos Simpsons “oportuncrisis”.

https://www.youtube.com/watch?v=40PJtz6ZbXQ

En recientes días, el Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, advirtió de un peso subvaluado, desfortalecido a propósito para mantener una línea de competencia con el mercado estadounidense. Paradójico: pensamos que los ataques tuiteros de Donald Trump arruinarían nuestra economía en una espiral inflacionaria causada por la inestabilidad de la relación comercial. Sin embargo, a la administración Trump pareciera que le interesa un peso mexicano fuerte, con las reglas bien marcadas en materia de comercio bilateral.

Entrando más a fondo en las tacleadas del nuevo Presidente Trump, llegamos a comprender su punto, desafortunadamente mal expuesto. La creación de una aldea global, llevó al desmantelamiento de los Estados Unidos como lo conocemos desde que todos en este momento, tenemos uso de razón.

La globalización desindustrializó a Estados Unidos, así como el TLCAN casi extingue el campo mexicano. El punto es que ni el campesino mexicano, ni el obrero estadounidense, estaban preparados para el cambio. Ellos perdieron la maquila, pero nosotros la ganamos, los granjeros del noreste de la Unión Americana son los principales proveedores de maíz a México.

La caída y transformación post industrial de los Estados Unidos sería afrontada por Hillary Clinton o por Donald Trump, o en un hipotético caso muy paralelo, por Bernie Sanders. Quien ocupe la Casa Blanca debe entender que América no es ya el mundo. Éste, en el siglo XXI, es un mundo tripolar.

 

Las locuras del Emperador

¿Demonio? Donald Trump es un hombre astuto, muy alejado de la imagen de inestable mental que nos ha vendido el establishment. Es un hombre que por supuesto supo como ganar la presidencia de su país y que ha abierto una guerra franca con el sistema tradicional, en especial con la banca, y por ende, con la Reserva Federal controlada por los banqueros Rothschild.

Trump en sus primeros días de administración, advirtió que auditará a la FED.. El último Presidente de Estados Unidos qué hizo la misma advertencia fue asesinado, John F. Kennedy.

Para el sistema, Donald J. Trump es un lunático. Misógino y pervertido jugador que gusta de prácticas sexuales extrañas. Intolerante y racista. Capaz de presionar el botón y acabar con todos en el planeta.

Esta idea está muy alejada de la realidad, sin aplicar lo descrito por sus gustos y filias, que son tópicos que rayan la línea fronteriza de lo privado y público. No podemos defender lo indefendible, cuando se trata de un bocón. Sus arrebatos no ayudan en nada a la calma, ni a su imagen, sin embargo sus tuits han dejado de ser divertidos, y amenazantes, para instalarse en un estilo de comunicación muy propio de él, sin que los mercados estallen a la primera chispa. El mundo se acostumbró a Trump. No porque seamos extremistas o hayamos perdido la capacidad de asombro. Nos acostumbramos a él porque el mundo ha entrado en una fase anti sistema. Lo vimos hace un año en Colombia, en Reino Unido, ahora lo vemos en Francia, con el posible triunfo de Marie Le Pen, candidata a la Presidencia, que se auto denomina como “la Donald Trump francesa.”

https://www.youtube.com/watch?v=BdcrP-5bDIk

En cien días, Trump ha cambiado al mundo. Claroscuros vienen y van, como días nublados. Sin embargo, el efecto Trump que vive la humanidad, es producto de nuestra realidad tripolar, donde China y Rusia asumen el poder del mundo junto con los Estados Unidos.

Es aquí donde Trump se convierte en el hombre gris que puede ser el factor que complementa un estado de equilibrio, amenazado solo por las locuras de Kim Jong Un presidente cuasi emperador de Corea del Norte.

Es aquí donde se ubica la verdadera primera prueba de fuego de la administración Trump, superar y controlar al brazo armado de los chinos. Tras el lanzamiento de la MOAB, y los misiles que no impactaron en casi ningún blanco en Siria, Trump ha emitido un mensaje claro y urgente: alguien debe parar a este verdadero loco, además que ni a China, ni Rusia, y por supuesto, tampoco a Estados Unidos, le conviene un desequilibrado que posee una sola bomba termonuclear.

Para cerrar, los cien días de Trump no fueron el fin del mundo, aunque si ha terminado el mundo que conocíamos. Los mayores beneficiados han sido sus detractores que urgen por destituirlo, y enfocarnos en la figura de Mike Pence.

Para nosotros los mexicanos, vienen tiempos mejores que no se aprovechan por nuestros dirigentes. Ni los rumores de invasión filtrados por presidencia de la República, ni las humillaciones de Trump a Peña vía telefónica, ni el muro, han podido detener la caída de Enrique Peña Nieto.

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