Los Modernos es una exposición que propone un diálogo abierto entre varios reconocidos artistas mexicanos y algunos de los artistas europeos que formaron parte de las vanguardias pictóricas de primera mitad del siglo XX. En 142 piezas se evidencia el rompimiento que tuvo esta generación de la plástica con la tradición academicista. La transgresión de los viejos cánones posibilitó que la gráfica fuese más experimental y discurriera por terrenos hasta entonces inexplorados.
El Museo Nacional de Arte en colaboración con el Musée des Beaux-Arts de Lyon organizaron esta muestra que ofrece un panorama general de una de las etapas más importantes en la historia del arte. En exhibición hay cuadros de Pierre Bonnard, Albert Gleizes, George Braque, Pablo Picasso, Fernand Lèger, Pierre Soulages, Henri Matisse, Francis Bacon, Saturnino Herrán, Diego Rivera, Ángel Zárraga, Germán Cueto, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Roberto Montenegro, Mathias Goeritz, entre muchos otros.
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“Cuando la gente habla de arte moderno, piensa generalmente en un tipo de arte que ha roto por completo con las tradiciones del pasado y que trata de realizar cosas que jamás hubiera imaginado un artista de otras épocas. A algunos les gusta la idea de progreso y creen que también el arte debe de marchar al paso del tiempo. Otros prefieren la frase del <<feliz tiempo pasado>> y creen que el arte moderno no vale nada. La situación es mucho más complicada. El arte moderno, del mismo modo que el antiguo, ha surgido como respuesta a ciertos problemas concretos”. (Gombrich E. H. La historia del arte; 1997)
El desarrollo industrial en distintos ámbitos productivos transformó la realidad material. Así también, una nueva etapa en la historia estaba en construcción. La Primera y Segunda Guerra Mundial en Europa, y la Revolución en México fueron hechos que modificaron la percepción de la realidad social de una generación de artistas cada vez menos preocupada por mantener la tradición figurativa.
El pensamiento moderno en el arte pugnaba por romper con los códigos de representación naturalista. La encomienda era clara: generar nuevos lenguajes para una narrativa que se distinguiera, en la medida de lo posible, de todo lo anterior.
Si bien los artistas franceses son considerados los precursores del arte moderno, los artistas mexicanos no fueron ajenos de las nuevas posibilidades que el arte encontró para expandir su campo discursivo. Algunos de ellos, como Diego Rivera, Gerardo Murillo o Lola Cueto, conocieron en primera persona dichos preceptos durante sus estancias en Europa.
Asimismo, hubo artistas europeos como André Breton (Francia, 1896), Wolfgang Paalen (Austria, 1905), Leonora Carrington (Inglaterra, 1917) o Remedios Varo (España, 1908) que visitaron o vivieron parte de su vida en México, donde no sólo trajeron nuevas propuestas estéticas de sus países de origen, sino que también retomaron ideas que ya se estaban generando aquí para darle un nuevo giro a las exploraciones europeas.
La muestra está organizada en nueve núcleos temáticos –sin orden cronológico- que permiten apreciar los planteamientos estéticos compartidos a ambos lados del Atlántico:
1.- Paisaje.
En el tránsito del siglo XIX al XX la vida rural cambio significativamente. La consolidación de grandes centros urbanos modificó de manera sustantiva la actividad humana y, también, el paisaje, que desde siempre ha sido motivo recurrente de representación.
Una forma más radical de concebir el espacio y pensar el tiempo se hizo manifiesta en un trazo que buscaba sintetizar los objetos en formas más geométricas. Mayormente se respetó la figuración y la perspectiva. Sin embargo, la pincelada ya no se ocupaba de mantener la paridad con la realidad exacta; ahora se trataba de reinterpretarla, no de emularla.
2.- Desnudo.
El artista que se ejercitaba en los presupuestos de la vida bohemia se volvió indiferente ante la moral aristocrática. La vida en los cabarés y las casas de citas fueron tema central para algunos artistas modernos.
El desnudo femenino fue abordado ya sin respetar las reglas de proporción anatómica clásicas instituidas por la Academia. La representación de cuerpo se resuelve a partir de la superposición de perspectivas y la distorsión de la anatomía, lo que da como resultado figuras desvanecidas y sin contención aparente.
3.- Retrato.
La popularización de la fotografía propició que el retrato pictórico abandonara la premisa de representar con el mayor naturalismo posible —eso lo hacía mejor la cámara— y abrió un campo de posibilidades que llevó a los pintores modernos a enfocarse en las cualidades emocionales y expresivas del sujeto.
El nuevo interés por mostrar lo subjetivo permitía probar una nueva gama de soluciones estéticas y exploraciones plásticas sobre los claroscuros y la desproporción anatómica.
4.- Surrealismo.
En 1924, André Breton escribió el manifiesto surrealista que anunciaba el interés por el inconsciente y los aspectos metafísicos del sueño, conocimientos propuestos por Sigmund Freud. También, aunque en menor medida, rescataba algunas ideas de Karl Marx relacionadas con la enajenación.
Según Breton, una vez que el artista accedía al inconsciente, afloraban los deseos reprimidos por los valores morales de la sociedad, lo cual le dio al movimiento un carácter subversivo. El surrealismo fue en sus inicios una afrenta a la figuración y a toda elocuencia narrativa, creando una liberación en la pintura de la noción de realidad.
5.- Luz.
El impresionismo en la segunda mitad del siglo XIX sentó las bases sobre la exploración del potencial transformador de la luz. Al momento de pintar se privilegiaba al brillo y a la opacidad por encima de las formas concretas.
El estudio de las cualidades lumínicas despertó el interés de capturar escenas intimistas con una atmósfera envolvente. La percepción del espacio se resuelve a partir de la superposición de planos cromáticos. Los artistas mexicanos trataron temas relacionados con la vida rural y el trabajo en el campo.
6.- Color.
Algunos artistas modernos consideraron que el color por sí mismo es el motivo que los impulsa a pintar. Este nuevo protagonista por antonomasia es un elemento autónomo que opera bajo sus propios términos.
7.- Línea.
En el arte moderno, la línea fue emancipada de su función básica: delimitar las formas. Pasó de tener una presencia casi imperceptible para el ojo no entrenado a engrosar -literalmente- su rol en la representación de los objetos. La línea ya no necesita contener al color, incluso es frecuente el desfase entre estos dos elementos.
8.- Espacio.
El cubismo analítico (1908-1911) ideado por George Branque y Pablo Picasso, reflexionó sobre las formas que ocupan un espacio, concentrando la atención en la superficie del lienzo y comprometiendo las cuatro esquinas de éste para focalizar la atención en su centro.
El año de 1915 se considera el fin del cubismo como movimiento artístico, sin embargo, el interés por las exploraciones en torno al espacio continúo en décadas siguientes. La tensión entre la interacción de los planos secuenciales y la superposición de ángulos de visión que sintetizaban al mundo material se hace patente incluso en obras que mantenían un referente figurativo.
9.- Abstracción
El abstraccionismo se apuntaló como una oposición radical a la figuración. Estableció un nuevo marco referencial de interpretación para la pintura, no sólo por su distancia evidente con lo real, sino por postular una realidad distinta a la que conocemos.
La exposición Los Modernos se puede visitar hasta el domingo 3 de abril en el Museo Nacional de Arte (MUNAL). El cual se encuentra ubicado en la calle Tacuba #8, col. Centro Histórico, y abre de martes a domingo en un horario de 10:00 a 18:00 horas.