La transgresión de Ólafur Arnalds nota por nota

La transgresión de Ólafur Arnalds nota por nota

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Un día se es joven y deseamos hacer cuanto ruido sea posible para gritar al mundo “Oye, estoy aquí y me voy a hacer notar”. Y está bien, a muchísimos adolescentes alrededor del mundo les ha funcionado durante más de 50 años, sin embargo, esa no es la única manera de tener presencia. Hay otra forma mucho más sutil, refinada, que quizás no logre los decibelios de su contraparte “rockera”, pero que tendrá un alcance mayor: la música instrumental.

A sus tempranos 18 años Ólafur Arnalds ya era baterista de algunas incipientes bandas de hardcore y contaba con un amplio trasfondo en música clásica, pues disfrutaba de escuchar grabaciones de Chopin con su abuela. Su estilo musical dió un giro tras grabar un par de demos para la banda de metal Heaven Shall Burn, con ellos surgirían sus primeras composiciones meramente instrumentales de piano y cuerdas incluidas en el álbum Deaf to Our Prayers (2006, Century Media). Este fue el trampolín que Ólafur necesitaba para que su talento musical fuera descubierto y tan sólo un año después, su álbum debut, Eulogy for Evolution (2007, Erased Tapes), salió a la luz.

A partir de este lanzamiento el crecimiento de Ólafur sería progresivo y constante. Primero se fue de gira con Sigur Rós y posteriormente redefinió las concepciones que se tienen de la música instrumental y rompió con los clichés en los que se encasilla. En 2009 fue la primera vez que entregó una serie de temas a través de una página web que acabarían en el álbum compilatorio Found Songs (2009, Erased Tapes), compuso la música para el ballet Dyad 1909 de la compañía de Wayne McGregor e incluso conformó el proyecto de microhouse Kiasmo, junto a su compatriota Janus Rasmussen.

Con el paso de los años el talento de Ólafur atrajo a otros músicos a colaborar con él además de Janus, siendo los más destacados los pianistas alemanes Nils Frahm y Alice Sara Ott. Con el primero colaboró por primera vez en 2012 en el EP Stare y a partir de este punto se volvió su compañero ideal, con quien su música ha alcanzado nuevos horizontes como lo plasmado en el álbum Trance Frendz (2016, Erased Tapes), que recopila las grabaciones de una noche de improvisación de ambos en una sesión en el estudio Durton en Berlín.

Por otro lado, junto con Alice Sara Ott y en honor a su abuela, le dió un giro a la música de Chopin con el lanzamiento de The Chopin Project (2015, Erased Tapes), para el cual seleccionó un programa de piezas interpretadas por Alice y grabadas de la forma más natural posible, para que el sonido del piano no se viera afectado. Además, el islandés compuso una serie de secciones de cuerdas, piano y sintetizadores que funcionan como puentes entre dichas selecciones y toda la grabación contó con el ya mencionado Nils Frahm en la masterización.

En 2018, a más de una década de su debut y con un largo camino recorrido, Ólafur entregó su cuarto álbum de estudio re:member. Volvió a romper con los cánones de la música instrumental al grabarlo con un sistema musical llamado Stratus, el cual consiste en dos pianos semi generadores de auto-reproducción que son activados por un piano central interpretado por Arnalds. Cada que se toca una nota en el piano, Stratus genera de forma automática otras dos notas diferentes. Este programa fue creado por el mismo Ólafur en colaboración con el desarrollador de audio Halldor Eldjarn y es una muestra más de cómo siempre se puede ir más allá, ningún punto es final y siempre se puede innovar en todo aspecto, aún en la música instrumental o la denominada “Música Clásica”.

Justo como parte del tour de re:member es que el talento de Ólafur Arnalds llegará por primera vez a México en una presentación que se antoja para ser una experiencia inolvidable. El show será el próximo miércoles 23 de enero en el Auditorio Blackberry ubicado en Insurgentes Sur 453, colonia Hipódromo Condesa.

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